Por: Jesús González
Al revisar los libros de la historia mexicana, hay nombres que están grabados con letras de oro y muchos otros que se pierden y se quedan esperando a que alguien los rescate y los coloque en el lugar que se merecen.
Es por eso que el Museo del Estanquillo, a lo largo de cerca de 200 piezas, recordará y dará el valor que merece el trabajo realizado por un ilustrador y caricaturista mexicano, que retrató a través de su obra los grandes acontecimientos sociales y políticos de su tiempo y del cual se conoce muy poco, Santiago Hernández.
Santiago Hernández nació en 1832 y desde temprana edad participó activamente en la vida política de nuestro país. Sus convicciones políticas lo llevaron a integrarse a las filas del Ejército, donde participó en la defensa del Castillo de Chapultepec.
Gracias a su gran talento y a su memoria, logró plasmar en lienzos las imágenes que conocemos sobre los Niños Héroes, y no sólo de ellos, también de otros personajes importantes para México, como Miguel Hidalgo y Josefa Ortiz de Domínguez.
Años después dejó los fusiles y las bayonetas para defender a su país de una manera distinta, del lado de la crítica y la sátira, iniciando su carrera como caricaturista en periódicos de combate haciendo crítica fuerte durante la época de la Intervención Francesa.
Sus andanzas lo llevaron a seguir la guerrilla de Nicolás Romero, convirtiéndose en el secretario de éste. Al ser detenido Romero junto con sus tropas, Hernández es absuelto por parte de Maximiliano de Habsburgo y le encomienda trabajar para la Comisión Científica de Teotihuacán, donde estaban los mayores pensadores y científicos de la época.
Tras el triunfo del movimiento Juarista, se incorpora a las publicaciones liberales El Palo de Ciego y la Pluma Roja. Aunque era abiertamente admirador de Benito Juárez y su movimiento, esto no impidió que Santiago, en sus dibujos, plasmara las equivocaciones del gobierno a cargo de Juárez.
Después de que Porfirio Díaz llegara a la presidencia tras el Plan de Tuxtepec, Santiago Hernández colabora en revistas antiporfiristas como Don Quixote, El Rascatripas y La Casera de manera ingeniosa, pues escondió su identidad firmando con el nombre “Gaitán”, para evitar tener represalias con el gobierno, años después se demostró que era un anagrama parcial de su nombre, Santiago.
Al final de su vida fue un ávido promotor del ferrocarril mexicano, símbolo de progreso y modernidad, dedicándole sus últimos bosquejos.
Su nombre poco a poco se fue perdiendo hasta finales del siglo XX donde se empieza recuperar la gran mayoría de su obra.
Rafael Barajas “El Fisgón”, curador de esta exposición y amigo entrañable de Carlos Monsivais, mencionó que esta es la primera muestra que se le dedica completamente al caricaturista mexicano, dándole justicia cultural a su memoria.
Barajas concluyó diciendo que “es importante recordar, en estos tiempos donde el país parece desmoronarse, el trabajo y el esfuerzo de los mexicanos que se esforzaron por construirlo, y uno de ellos fue Santiago Hernández”.
La exposición Santiago Hernández, Niño Héroe, Artista Romántico, Caricaturista Fundamental se inaugura mañana en el Museo del Estanquillo a las 19:30 horas y permanecerá abierta hasta el 4 de julio de este año.
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