Texto y Fotos: Ricardo Martínez y Jorge Hernández
Las calles de San Pedro Atocpan, se llenaron de vida y alegría como cada año en la fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe, pero esta no es una tradición igual a todas, ya que en la llamada “cuna del mole” no solo se festeja con mariachis y flores el 12 de Diciembre, su fe y su tradición van más allá.
San Pedro Atocpan es uno de los 12 pueblos que conforman la delegación Milpa Alta y este a su vez está dividido en 4 barrios, Nushtla, Ocotitla, Panchimalco y Tula, que posterior a la tradicional fiesta en la iglesia de Guadalupe en San Pedro, cada uno de los barrios organizan sus propias festividades en honor a la Virgen, teniendo así como resultado que el 13 de Diciembre corresponda la primer celebración a Nushtla, el 14 a Ocotitla, el 15 a Panchimalco y el 16 a Tula.
En Mugs nos dimos a la tarea de dar a conocer y difundir estas tradiciones que tanto caracterizan a la gente mexicana, ya sean creyentes o no, es una manera de convivencia sana y familiar, que nos muestra la riqueza cultural de un pueblo como lo es San Pedro Atocpan, que aunque es más conocido por la “Feria Nacional del Mole” tiene una historia muy interesante tras todo esto.
Algo característico de este pueblo, es definitivamente el particular olor a mole que esta por todos lados, esto se debe a que la mayoría de las familias en San Pedro, encuentran su sostén económico en la venta de mole por mayoreo o menudeo en diversas partes del Distrito Federal, o incluso llevándolos a ser exportadores a nivel nacional, llegando a ser incluso una tradición que pasa de generación en generación la preparación y venta de este producto tan característico de nuestro país.
Pero ¿de dónde viene este gusto y conocimiento por el mole? Según vendedores y habitantes de la zona, relatan que hay una historia en la que hace muchos años una monja llegó a San Pedro y fue ella quien les enseño esta manera de preparar el mole, lo que dio paso a que los habitantes comenzaran a comerciar con él, surgiendo la principal actividad económica del pueblo hasta nuestros días.
El barrio de Ocotitla es un muy buen ejemplo de otra más de las tradiciones de San Pedro, ya que el día 14, les corresponde su festejo a la Virgen, sus habitantes llevan a cabo una serie de actividades muy bien organizadas. Comienzan llevando música en vivo hasta la iglesia del barrio, previamente decorada con flores y listones, la banda está tocando todo el tiempo, mientras algunas personas entran a darle gracias a la Virgen y posteriormente le cantan las mañanitas.
De esa manera acompañada de música en vivo y cohetes, la Virgen es sacada de la iglesia para ser llevada a la casa de una familia previamente seleccionada por el comité organizador y por los habitantes de Ocotitla, la decisión no es nada fácil, puesto que la familia beneficiada pasa por un proceso muy largo, describiendo este acto como “una bendición para su casa y para su familia” la anfitriona recibe a la Virgen en su casa y ofrece comida y bebida a todos los presentes.
Después de la comida y como parte de las actividades, el comité organizador, tiene planeado un evento de jaripeo, en donde se lleva a la virgen de nuevo, para que sea testigo de las actividades en su honor. Asimismo, cada año se ofrece una familia diferente a invitar ponche gratis a todos los asistentes al evento.
Un evento 100 por ciento familiar es lo que encuentras en la improvisada pero bien elaborada plaza para los toros y un escenario para la banda que en ningún momento para de tocar.
El anuncio de las ganaderías “Los Titanes” y “Los Cubatas” ambas originarias del estado de Morelos, hizo que la gente comenzara a llegar cada vez en mayores cantidades al evento que solo costaba 30 pesos por persona.
Al finalizar el evento la virgen es llevada otra vez en procesión de regreso a la casa de la familia que ofreció su hogar para la comida, lugar donde se quedara durante todo un año, hasta el siguiente aniversario.
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