Por: Melisa Carrillo/
Centenares de amigos y admiradores, acudieron a despedir a uno de los más grandes caricaturistas mexicanos: Eduardo Humberto del Río García, Rius. La familia del dibujante y sus colaboradores le rendieron homenaje al hombre que durante décadas retrató la corrupción y su vinculación con los hombres de la política nacional.
A lo largo de la noche, los restos de Rius -quien falleció la mañana del martes- fueron acompañados por personajes como los escritores Paco Ignacio Taibo II, Elena Poniatowska y el caricaturista mexicano Rafael Barajas Durán “El Fisgón”.
“El Fis”, como le llaman sus amigos, habló del maestro Rius para Mugs Noticias.
¿Cómo era Eduardo del Río como compañero de trabajo y amigo?
Fue, ante todo, un maestro.
Todos los caricaturistas que hicimos El Chamuco y todo eso, empezamos a trabajar este oficio por él, y le teníamos muchísimo respeto. Él era muy bueno en el sentido de que era muy profesional, muy eficaz y muy solidario.
¿Cuándo fue la primera vez que miraste alguna de sus caricaturas o leíste algunos de sus textos?
Yo tendría como 8 años. Veía sus cosas en la revista Siempre! y luego pasé de los monos de la revista a ver Los Supermachos, y la verdad es que era muy bueno todo lo que él hacía porque si te reflejaba lo que era el país, y además lo hacía de manera clara, didáctica y divertida, y a nosotros nos gustaba mucho.
¿Acercarte a su trabajo influyó en la decisión que tomaste de dedicarte a la caricatura?
Totalmente. Y creo que no soy el único, creo que prácticamente todos los caricaturistas que hoy en día están en activo nos acercamos a esto por él. Era la prueba de que se podía hacer un periodismo honesto, que era lo que tanto reclamaba el movimiento estudiantil del 68.
Durante los últimos años Rius llegó a decir que ya estaba cansado de los cartones políticos, ¿por qué crees haya ocurrido esta situación?
En muchos sentidos no le faltaba razón. De lo que estaba harto básicamente, y eso lo hablamos varias veces, es del camino que tomó el país. México se ha ido por el despeñadero, el deterioro de la nación es brutal, y eso lo ponía mal.
Creo que a todos nos pone mal, y él estaba harto de estar denunciando corruptelas, el sistema y todo lo que va mal. Y las cosas en vez de mejorar, empeoraban, y eso por supuesto que deprime a cualquiera. Él estaba muy deprimido por eso, eso es un hecho.
¿Qué te inspira a ti para seguir haciendo caricatura política?
Estoy convencido de que a pesar de todo se avanza. Con muchas dificultades, con muchos problemas pero se avanza. Y es muy distinto el México que había en la década de los 60, a pesar de lo que decía Eduardo, al México que tenemos hoy. Es decir, con todo y todo, sí hay un avance muy significativo en la sociedad, en diversos sectores de opinión, etc, y eso es lo que me anima a continuar, y a todos los colegas.
Sí es cierto que el país está en una situación espeluznante, sí es cierto que nos va cada vez peor, pero también es cierto que lo que tiene que ver con el movimiento social y la sociedad civil, registra avances muy importantes, y esa es la apuesta.
Creo que la caricatura política sigue teniendo un peso importante y sigue siendo eficaz. Es un vehículo didáctico extraordinario para hacer denuncia, para decir cosas que no te gustan, etc, etc. etc. Y creo que sigue teniendo sentido hacer caricatura política.
Entre los asistentes al velorio, llamaba la atención un hombre mayor que llevaba entre las manos una pancarta de lona y madera en la que pedía al historietista mexicano, no descansar en paz aún.
“Me dio mucha tristeza enterarme. Parecía muy grande la última vez que lo vi, pero no pensé que nos dejara tan pronto y de esta manera. Y dije, voy a hacer una placa para exhibirla de acuerdo a su manera de ser.
“Desde niño empecé a leer sus historietas. Y bueno, yo era católico y él contribuyó para que yo dejara de serlo y comenzará a criticar a la iglesia.
“Después de su historieta de “Los Supermachos” y después de “Los Agachados”, me seguí con sus libros: los de Cuba, el capitalismo, el mito guadalupano, y todos esos me quitaron las ideas religiosas.
“Y por eso ahora que me enteré, digo ¿y ahora quién va hablar de ellos? ¿Quién va a hablar del clero? ¿quién lo va a enfrentar? ¿quién va a enfrentar a los gobernadores corruptos?, ¿quién va a hablar de los medios vendidos? porque hay muchos.”
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