Por: Redacción/
Quizá para muchos la política, filosofía, religión, historia, entre otros muchos temas no serían atractivos sin la intervención del caricaturista Eduardo del Río, mejor conocido como “Rius”, pues su trabajo no sólo representa una manifestación artística inigualable en México, sino también una síntesis de temas complejos para que todos, desde los menos interesados hasta los más cultos, pudieran sentirse atraídos y conocerlos con caricaturas inteligentes.
Considerado uno de los máximos exponentes de la historieta mexicana, con un lenguaje sencillo y una narración informal, los textos de Rius han sido desde su nacimiento la antesala para que varias generaciones se comiencen a interesar por temas de interés público que, posiblemente en una primera lectura, pueden llegar a ser complicados de entender y llegar a desesperar al lector hasta aburrirlo.
Con una crítica sociopolítica completa, Rius nunca dejó de lado el sentido del humor y con esa comedia, donde también retrataba a la misma sociedad mexicana, enseñó con un lenguaje extravagante y sencillo a sobrellevar los temas de la vida cotidiana y enterarse de lo que pasaba en el mundo de las letras.
Nacido en Zamora, Michoacán, Eduardo del Río comenzó a involucrarse en el mundo de las letras, decía, hasta que dejó la escuela, ya que pudo “empezar a leer de a de veras” y conocer la literatura clásica y también la contemporánea. Comenzó su carrera como caricaturista en la revista “Ja-Já” de “chiripa” cuando el director de la revista vio a del Río dibujando mientras trabajaba en una funeraria de Gayosso. “Me dijo que, si se me ocurrían unos chistes, él me publicaba. Así empecé, sin proponérmelo, mi carrera de bandido”.
Después de trabajar en sus primeras publicaciones, Rius logró publicar su primer libro “Cuba para los principiantes” (1966) que se distinguió por su lenguaje sencillo, acompañado de caricaturas que hacían más fácil y digerible el contenido del texto. Y aunque sus textos sintetizaban y explicaban temas complejos, resaltaba lo que para muchos es un “ágil trazo y espontáneo, con frescura y en una línea realista”.
Su humor y crítica política se concentró en el imperialismo, la clase política, el sistema capitalista y el origen de las religiones con su relación al desarrollo de la humanidad. Su trabajo crítico y artístico lo llevó a ganar un premio en el Salón de Lucca con un trofeo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y años más tarde ganó el Premio Nacional de Periodismo en la rama de caricatura.
Rius destaca en la historia de la caricatura mexicana y hoy, a dos años de su pérdida, sigue siendo un pilar para futuros caricaturistas y maestro de temas complejos que pueden estar al alcance de todos.
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