Por: Redacción
En el marco de la última activación de la exposición Octopia del artista argentino Eduardo Navarro, que se presenta en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, los asistentes al recinto pudieron disfrutar de una sesión de yoga con música experimental.
En punto de las 9:00 horas, decenas de personas acudieron a la cita: un concierto para meditación, enfocado a generar música experimental con la intención de que la gente se sienta mejor, el cual estuvo a cargo de Daniel Lara Ballesteros.
Para ello, explicó el artista y terapeuta, se utilizan “sonidos ya conocidos, como los cuencos tibetanos y hacemos un proceso electrónico para amplificar y extender las posibilidades del sonido que ya tienen estos instrumentos”.
Los asistentes, ya fuera acostados o sentados, en posición de loto o haciendo estiramientos, disfrutaron de esta sesión de meditación que gracias a dichos sonidos, es una buena inducción para los principiantes y para los avanzados, se logran meditaciones más profundas.
Daniel Lara Ballesteros indicó que los beneficios de esta actividad son múltiples: “disminución de ansiedad, mayor lucidez mental, mejora nuestra inteligencia emocional y nos hace personas más conscientes, más inteligentes y nos hace personas más buenas y ya con eso, no te enfermas para nada”.
De ahí la importancia de que este tipo de iniciativas también se realicen en los museos, pues como precisó el encargado del proyecto Medicina del sonido, a estos recintos “les toca estar al día con las cosas que la gente necesita y también porque esto es un trabajo estético, entonces tiene ese valor artístico, pero dirigido a un objetivo muy específico”.
Comentó que ejercicios similares de sesiones de yoga ya se han realizado en la Casa del Lago y luego de esta experiencia en el Tamayo, llegará al Museo de Arte Carrillo Gil.
La sesión de yoga sirvió de preámbulo para la última activación de Octopia, una instalación cuya estructura en forma de pulpo, cobra vida gracias a la intervención de más de 80 personas entre corógrafos y bailarines, quienes pierden un poco su individualidad para dar vida a este pulpo gigante.
El creador argentino señaló que Octopia fue creado explícitamente para el Museo Tamayo. “Es una especie de animal mitológico, mitad humano, mitad pulpo, pero está más que nada relacionado a crear una especie de sociomotricidad entre las personas, no es que ellos controlen al pulpo, sino que el pulpo los controla a ellos, como una situación holística, así que es como una especie de sociomotricdad, de coordinación”.
Se trató de la última activación de este pulpo gigante, sin embargo, la instalación, conformada por arneses a manera de tentáculos, estará abierta hasta el próximo 3 de julio en el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo.
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