Por: Redacción/
En 1915 Ciudad de México registró una verdadera crisis. La entrada y salida constante de tropas, la carestía y el desabasto de alimentos, la inseguridad, el desasosiego de la población civil, así como la suspensión intermitente del servicio de electricidad y el desabasto de carbón como combustible para las industrias y los hogares, hechos que fueron descritos con extraordinaria fidelidad por Francisco Ramírez Plancarte en su libro La ciudad de México durante la época constitucionalista.
Por la importancia y el significado para la historia capitalina que tiene esta obra, el Dr. Jesús González Schmal, titular de la Autoridad del Centro Histórico Ciudad de México, será el encargado de presentarla, el próximo miércoles 29 de noviembre, a las 18 horas, en la sede del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, en Francisco I. Madero 1, en el centro de San Ángel.
González Schmal señala en el prólogo a esta obra que “la Ciudad de México ha desempeñado un papel fundamental como centro político, social, económico y cultural que ha impuesto su peso y hegemonía al resto del territorio nacional a lo largo de la historia”.
La importancia del libro para la historia capitalina durante la Revolución Mexicana, radica en que abarca, señala González Schmal, “un momento decisivo de ese proceso, en 1914, cuando se presentó para las tres grandes corrientes revolucionarias (constitucionalista, villista y zapatista) la necesidad de apoderarse de la capital del país y utilizarla para consolidar desde ella su poder y sus proyectos de transformación nacional”
La Autoridad del Centro Histórico de la Ciudad de México recuerda que ”las fuerzas del Ejército Constitucionalista, al mando de Obregón, hicieron su entrada triunfal en la capital el 15 de agosto de 1914”.
Como colofón González Schmal transcribe las palabras de Ramírez Plancarte sobe su obra: “Mi humilde trabajo ha llegado a su fin después de un largo tiempo que he empleado en su elaboración, reviviendo las desgarradoras escenas ocasionadas por el hambre, escenas que al escribirlas, infinitas veces embargaron mi espíritu, llenando mi alma de intenso sufrimiento. […] al reconstruirlas, vinieron a mi memoria, cual visiones dantescas, los tristes y cruentos días de una época aciaga, en la que no se sabía qué era mejor, si empuñar el arma y buscar la muerte en la lucha fratricida, o tener que soportar, devorado por la impotencia, los tormentos del hambre, los horrores y excesos de la guerra”.
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