Por: Redacción/

Con el objetivo de tener referentes confiables para la toma de decisiones en la construcción y fortalecimiento de las políticas públicas en materia de cultura, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (SCCDMX) y la Oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) realizaron en colaboración la investigación, definición y medición de los Indicadores UNESCO de Cultura para el Desarrollo (IUCD) de la Ciudad de México 2016.

A partir de mediciones, como el acceso y participación en la vida cultural de los habitantes de la Ciudad de México; la aportación de la cultura al Producto Interno Bruto (PIB); el gasto ejercido en los hogares para la cultura, la edu­cación y la formación cultural y artística, así como de las relativas al desarrollo y consolidación de esquemas de gobernanza participativa y plural y al marco normativo de la cultura, se elaboraron más de 20 indicadores, estructurados en siete dimensiones para el desarrollo cultural de la capital: economía, educación, gobernanza, participación social, igualdad de género, comunicación y patrimonio.

Con una metodología desarrollada durante cuatro años de trabajo por la UNESCO —que se trasladó de proyectos piloto en 11 países a nivel local en la Ciudad de México, con un enfoque interinstitucional, multidisciplinario y flexible—, también se establecieron tres dimensiones adicionales que tienen que ver con el bienestar e igualdad de oportunidades: medio ambiente y seguridad, estado de derecho e instituciones sólidas.

La definición y el cálculo de estos indicadores es parte de “la lucha que se ha dado porque la agenda cultural tenga un lugar en las políticas nacionales y globales, como en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, apuntó el Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, en la presentación de los IUCD que realizó la Directora y Representante de la UNESCO en México, Nuria Sanz, en el Centro Cultural El Rule.

En palabras del Secretario, las políticas culturales ayudan a la convivencia, al diálogo y a la paz en las sociedades (una de las intenciones que tiene la Agenda 2030 adoptada por la Asamblea General de la ONU). “En la medida que la agenda cultural avanza, también avanzan sociedades más pacíficas, tolerantes e incluyentes”, aseguró.

En su intervención, Nuria Sanz comentó que “la Ciudad de México es para la UNESCO ese adalid y punta de lanza para intentar establecer en términos de cooperación lo que significa la gestión de la cultura de lo local y su conducción necesaria con todas las pautas, convenciones y estándares internacionales”.

Destacó que los IUCD son un mecanismo innovador elaborado por primera vez en una megalópolis, como parte de los proyectos de cooperación establecidos en 2016 entre el organismo internacional y la Secretaría de Cultura capitalina. Desde entonces, aclaró, la dependencia ha trabajado intensamente por la gobernanza, por lo que hay datos de análisis no incluidos en el informe y pendientes de incorporar.

Con la intención de convocar a una reflexión profunda en la comunidad mundial y sobre todo en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, los indicadores pretenden medir cuantitativa y cualitativamente los avances del sector cultura, dimensionar su impacto en el desarrollo de la ciudad y reconocer su papel preponderante en el bienestar de sus habitantes y visitantes para, de esta manera, perfilar las actuales políticas públicas en la materia.

Asimismo, la definición de estos indicadores, resultado de un amplio debate interdisciplinario en­tre diversas instancias del gobierno y la academia, proporcionará datos (recursos, prácticas y consumos culturales) para el análisis y la creación de políticas bien informadas, además de abrir el diálogo para la inclusión de la cultura como eje transversal en las instituciones de gobierno.

En materia económica, los principales resultados de los IUCD revelan que las actividades culturales (privadas y formales) representan una contribución importante a la economía de la Ciudad de México al aportar, en 2014, el 2.8% del Valor Agregado Censal Bruto; y encuentran también que la cultura genera una proporción considerable de la ocupación, ya que los establecimientos culturales generaron en ese mismo año el 6.6% del empleo, y la demanda de bienes, servicios y actividades culturales representó 3.6% del total de los gastos de consumo de los hogares.

Para su elaboración, se involucraron representantes de diversas instituciones en un grupo de trabajo coordinado por la Secretaría de Cultura capitalina, con la participación de las Secretarías de Desarrollo Económico, Desarrollo Social, Educación, Seguridad Pública y Desarrollo Urbano y Vivienda. Asimismo, colaboraron la Secretaría de Medio Ambiente, el Instituto de las Mujeres, el Consejo de Evaluación del Desarrollo Social de la CDMX, el Fideicomiso del Centro Histórico y la Autoridad del Centro Histórico de la CDMX, así como la Autoridad de la Zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

También aportaron información el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, las Secretarías de Cultura y de Relaciones Exteriores federales y el Instituto Federal de Telecomunicaciones.

Los datos obtenidos muestran que la Ciudad de México destaca nacional e internacionalmente gracias a la gran diversidad de recursos culturales y creativos con que cuenta, por concentrar la más extensa infraestructura cultural en el país, contar con un patrimonio cultural vivo, alcanzar los mayores índices educativos nacionales y ser escenario de las actividades con mayor participación en el país.

La gran batería de indicadores de cultura le servirá a la CDMX, junto a los avances obtenidos en materia legislativa, para seguir aportando cifras que esclarezcan el papel de la sociedad civil en la actividad cultural, la condición social de los creadores y comenzar a pensar una industria cultural que sería gran parte del PIB.

“En pocas ciudades del mundo como la Ciudad de México se produce una cadena de valor donde están juntos espacialmente más que en ningún sitio la parte técnica, de los oficios, con la parte más artística y extensa de la creación”, agregó Nuria Sanz.