Por: Redacción/

En el marco de la presentación del catálogo El muro de los rapaces, de René Derouin, en el Museo Nacional de la Estampa, el artista quebequense donó al acervo del recinto la carpeta Hiver noir (Invierno negro), creada en 2004, en la que muestra el resultado de su investigación sobre el grabado de madera.

Acompañado del curador José Manuel Springer y el museógrafo Marco Barrera, el creador de 80 años de edad habló de su propuesta artística y su postura sobre los efectos necesarios de la migración en cualquier cultura para tener un conjunto diverso, democrático y armónico, a propósito de la exposición que actualmente presenta en el Centro Cultural Roberto Cantoral de la Ciudad de México.

“La preocupación social dentro de mi obra viene mucho de la influencia de la cultura mexicana, de Siqueiros, Orozco, Tamayo. En El muro de los rapaces es la primera vez que hay una preocupación política porque estamos en una época peligrosa para la cultura, los valores y las naciones”, dijo el artista merecedor de la Condecoración del Águila Azteca en 2006 y la Orden Nacional de Quebec, en 2008.

El mural El muro de los rapaces realizado sobre módulos de madera tallada y pintada al acrílico en el que destacan aves de diferentes tamaños que aluden al sistema neoliberal dominado por la rapacidad de unos pocos sobre el destino y la migración de los pueblos, forma parte de un conjunto de siete obras en la muestra inaugurada el jueves 5 de julio.

La exposición hace énfasis en el papel de la movilidad constante que el ser humano requiere para su adaptación a la naturaleza y las circunstancias socioeconómicas, y el enfoque sobre las migraciones y el nomadismo en América Latina que han caracterizado al trabajo de Derouin.

De acuerdo con el curador José Manuel Springer, el ave de rapiña representa esos intereses de la globalización, la economía y el efecto que tiene el neoliberalismo en países vulnerables.

“La obra de René se detona a partir de su postura sobre la migración como un movimiento demográfico histórico. Él dice: ‘Yo soy un continentalista, creo que América es una’”.

Consideró importante que el mensaje de René Derouin se conozca y se difunda cada vez más en diferentes museos de nuestro país, ya que es una propuesta que comunica el arte con el activismo para mover la conciencia sobre una situación global.

“Es un artista nómada que se define a sí mismo como mestizo del norte y ha tomado cosas de la estampa japonesa, el arte de Islandia y hasta las tradiciones de los pueblos originarios de Canadá. Su obra es un compendio de muchos estilos y formas de figurar donde lo abstracto, lo figurativo, lo simbólico y lo representativo, compiten, dándole a cada una de sus obras gráficas un mosaico interesante”.

René Derouin recordó que fue en 1953 cuando viajó por primera vez a la Ciudad de México, lo cual resultó una revelación al conocer el movimiento muralista, el arte público, la música, la cultura y la artesanía.

En 1957 estuvo en la Escuela Nacional de Escultura, Pintura y Grabado La Esmeralda para estudiar arte, periplo que contribuyó a sus reflexiones en torno al territorio, la identidad y los desplazamientos.

El catálogo de la muestra El muro de los rapaces también se presentó también este sábado 7 de julio en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, en la ciudad de Puebla, donde se entregó un reconocimiento a René Derouin.