Por: Redacción

Del tango al jazz, de las tarantelas al paso doble y de los valses criollos a la música musette, Paté de Fuá conquistó por tercer año consecutivo el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris” con su inusitada mezcla de sonoridades que revisitan distintas épocas de la música popular del siglo XX, actualizándolas con letras de profundo amor y desamor que celebran 11 años del origen de una de las agrupaciones más eclécticas de su generación.

Poco a poco el emblemático recinto fue robusteciendo la noche de este sábado 29 de abril; los asientos color carmesí se ocuparon casi en su totalidad previo a la tercera y última llamada. De golpe, se levantó el telón y “El supermercado”, tema del primer álbum de Paté de Fuá, Música moderna (2007), comenzó a sonar, los aplausos y pequeños gritos no se hicieron esperar.

El ensamble multicultural viajó de regreso al presente con “Nosotros dos”, y su crepitante canto al amor roto y a la ausencia extraída de la segunda parte de Película muda, editado a mediados del año pasado; así también sonó la tarantela jazzeada “Ninna e Pasquale” mientras el público empezaba a agarrar color para una velada plagada de viejas canciones favoritas y nuevos temas consentidos.

“Ésta es una de nuestras canciones más románticas, toda una generación de fans fue concebida a partir de ella. Espero que cuando estemos rucos, los niños que nacieron del coito que provocó esta rola sean nuestros fans”, bromeó el argentino Yayo González, líder de la singular agrupación, antes de materializar “¿A dónde vas?”.

La sobrecogedora mezcla de estilos propios de los primeros años del siglo XX se hacían más que evidentes en la paleta sónica de una banda que desafía las etiquetas y los géneros a favor de una mayor pluralidad musical y artística, muestra de ello fueron el cálido “Tren de la alegría” y la sentimental y franca “Película muda”, dedicada a todas las mujeres presentes.

Los años 20, 30 y 40 del siglo pasado tomaron por sorpresa el escenario del Teatro de la Ciudad con “Fantasma enamorado”, que rememora las austeras musicalizaciones de los primeros dibujos animados con sus divertidas instrumentaciones.

“Mi corazón”, grabada originalmente con Natalia Lafourcade para la primera parte de Película muda, levantó suspiros en mujeres y hombres con su desolada lírica sobre un amor que jamás regresará. Otro de los momentos clave de la noche fue “La tempestad”, arropando a los fieles seguidores de la banda con su delicada y etérea atmósfera. “Es una canción que explica que cuando de verdad se quiere a alguien las distancias no importan mientras lo lleves en el corazón”, compartió el carismático líder de la banda.

Aires pseudocircenses aterrizaron con “Boquita pintada” y sus instrumentaciones, derivadas de estéticas musicales como el dixieland, la polka y elementos de música balcánica; otro instante especial fue la interpretación de la nostálgica pieza “Falso olvido”, canción creada junto al afamado compositor mexicano Armando Manzanero, extraída de su más reciente esfuerzo discográfico la segunda parte de Película muda (2016); un público absorto contenía los nudos en la garganta por esos amores ausentes y al mismo tiempo presentes.

Las múltiples influencias de la banda se reflejaron con “Yuyo verde”, un tango tradicional argentino que cobró vida gracias a la reinterpretación jazzeada sin perder su esencia vital. El tango siguió de la mano de “Muñeca”, que arrancó aplausos de un atiborrado Teatro de la Ciudad con sus elegantes notas del acordeón provistas por Roberto Verástegui.

“¡Qué bonitos, se les extrañaba verlos así!”, expresó González justo antes de arrancarse con la azotada “Corona de espinas” que conectó mágicamente con la pieza instrumental “Oncativo Street Parade”, creando un puente sónico entre ambas Películas mudas, primera y segunda parte respectivamente. En cambio, con “Vamos a morir” giró el ambiente que invitó a todos a bailar.

En seguida el bailongo vintage, con pasos de tap incluidos, prosiguió con “Lista negra”, una canción para dedicar a todo aquel que nos haya jugado mal y que contrasta con su afable y desenfadada instrumentación. Los gritos, aplausos y mucho baile vintage fueron encendidos de golpe cuando el ensamble interpretó “La canción del linyera”, track abridor de su álbum debut Música moderna. Sin brindar pausa, Paté de Fuá continuó con “Nato a Barazra” en la que González pidió a su público se acercara al proscenio: los asistentes se desbordaron para sentir la vibra y energía que emanaba de los diversos instrumentos.

“Tengo que decirles que éste es un lugar precioso, siempre tiene espectáculos de altísima calidad; vengan a las obras, conciertos y demás que se hacen aquí. Es un verdadero honor celebrar 11 años en nuestro teatro”, dijo Yayo González con evidente emoción en el rostro y tras un pequeño receso subió solo al escenario para una emotiva versión de “Princesita”. “Esta letra se la podemos dedicar a quien sea, de hecho, comenzó como un poema”, agregó.

La velada ya se extinguía cuando “El valsecito de don Serafín” contagió a los desbordados asistentes su pegajoso coro que reza: “suena la viola, suena la orquesta de don Serafín”. La luneta del teatro se había convertido en una pista de baile, acto seguido del famoso tema “Celoso y desubicado” que desfiló por el escenario mientras un incontable número de parejas la cantaban al unísono sin dejar de mirarse, amor le llaman.

Los primeros acordes de “Sin razón ni despedida” estallaron literalmente en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”, además de gritos y vítores, varias lágrimas se asomaron tímidamente por los ojos de algunos, historias sin final son las razones. “Gracias por estar, no sólo aquí en el teatro sino en nuestros corazones, los queremos”, dijo la banda antes de culminar una celebración entre familia y amigos.

Con 11 años de trayectoria, seis discos grabados e infinidad de galardones (como las Lunas del Auditorio), la agrupación ha generado un gusto común entre públicos de diferentes edades y se han presentado en más de 300 escenarios del extranjero y México, además de realizar giras por Asia, Europa, América del norte y Sudamérica.