Por: Redacción/
Despertando la alegría de los infantes con acrobacias al ritmo de la música, la compañía escénica Triciclo Rojo presentó su obra Lumi, un extraordinario invisible como parte de la programación del 31 Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez.
La agrupación, originaria de México y formada por bailarines profesionales, fusiona el clown, la danza, la música y las artes plásticas para crear obras infantiles con las cuales aborda temas sensibles como la muerte, la pérdida y el duelo, pero también de otro tipo: la búsqueda de la felicidad y de uno mismo, por ejemplo.
Este domingo 17, en el Teatro Ocampo de la capital michoacana, el público infantil y sus familias acompañantes, se emocionaron y divirtieron con las bromas, las coreografías y los juegos acrobáticos de los actores, quienes, al término de la misma, cedieron la palabra a los niños; de entre el público una de ellos preguntó “¿Cómo se hace el teatro?”, a lo cual respondieron que se requiere todo el deseo y la magia para realizarlo.
Éxitos como este no les son ajenos, durante 13 años de trayectoria los integrantes de Triciclo Rojo han montado 11 producciones, de las cuales cinco se han presentado en países de todo el mundo, algunos tan lejanos como China, Finlandia, Japón y Turquía.
Emilio Cárdenas, director de la compañía, comentó en rueda de prensa que el acercamiento entre esta y el festival se suscitó a principios de año gracias al congreso de ISPA (International Society for the Performing Arts) en Nueva York.
“Nos pareció muy interesante y bello que el festival pensara también en actividades para los niños y las niñas, un público que ya forma parte crucial de este”, comentó, agradeciendo la oportunidad para reflejar la imaginación y el mundo fantástico de aquellos.
Sobre Lumi, un extraordinario invisible, detalló que “esta obra nace a partir de las despedidas, de lo que a veces no hablamos y los duelos que vivimos”.
“Augusto Lumi pierde la vida en el camino para encontrar las Flores de la Fortuna; en esta historia contamos esa despedida y cómo se va de este mundo, pero lo resignificamos con la idea de que no muere al final: su esencia permanece en los demás, en sus amigos, en su hermano”, puntualizó.
Acerca del papel de la música en su quehacer artístico, considera que esta y el movimiento “son partes esenciales de la pieza. En esta obra es muy diversa, y eso la enriquece muchísimo. Para mí, la música es el alma de la danza y de la expresión escénica: no hay más sin ella”.
Con respecto al nombre de la agrupación, declaró que encierra un simbolismo poético: el triciclo representa la independencia de los niños y la progresiva toma de decisiones sobre qué rumbo seguir; el rojo, por su parte, se vincula con la sangre en un sentido positivo: es la pasión y la vida.
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