Por: Redacción/
El escritor, periodista e historiador Paco Ignacio Taibo II fue el encargado de cerrar el ciclo de actividades para conmemorar el centenario de la revolución rusa y el de la promulgación de la Constitución mexicana en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
El intelectual hispano-mexicano ofreció una ponencia la tarde de este miércoles en la que reflexionó sobre las revoluciones de Rusia y México, dos de los acontecimientos sociales de mayor trascendencia para la historia del siglo XX.
Aseguró que si bien se dieron de manera paralela en el tiempo, se trató de movimientos absolutamente diferentes: “Están en el tiempo, pero están a contratiempo. La idea de una revolución que ilumina a otra, que es un fenómeno común de los procesos revolucionarios, no se da. No es la revolución rusa iluminando a la mexicana, ni mucho menos viceversa”.
Sobre la información acerca de la revolución rusa en México, dijo que cayó a cuentagotas en el periodo post revolucionario sobre una sociedad que acaba de tener un millón de muertos, que se enfrentó a epidemias, migraciones masivas, destrucción de fábricas y zonas agrarias e inseguridad.
“Entró de una manera muy rara, por los caminos de la desinformación de las agencias de prensa y para finales de 1919 se volvieron conocidas palabras como soviet, al grado de que se fundó un equipo de beisbol de cronistas deportivos llamado la Novena soviet o se estrenó una película llamada La garra del soviet”.
De acuerdo con Taibo, los primeros en hacer suyo el mensaje de que había una nueva insurrección fueron los anarquistas que recibieron la información sobre la Unión Soviética a través de pequeños periódicos de circulación limitada.
“Sin embargo, va a tener un eco más importante porque aparece en México una generación entera de migrantes políticos norteamericanos que llegaron porque se negaron a participar en la Primera Guerra Mundial. Hay cuadros políticos de la izquierda norteamericana que escriben en páginas de periódicos y divulgan información sobre la Revolución rusa traduciéndola o importándola de la prensa izquierdista norteamericana”.
Señaló que para un historiador, los años inmediatos a la post revolución en México son los más interesantes de estudiar debido a que es cuando surgen “los rojos” con diferentes variantes que van a tener un eco de la Revolución Rusa.
Se trata de los años del agrarismo de extrema izquierda, los años de revoluciones urbanas, los años apasionantes del proyecto socialista en Yucatán con Felipe Carrillo Puerto, la vocación de respeto a comunidades indígenas y la presencia de lo femenino de una manera notable.
Para el escritor e historiador, “no se puede construir el futuro sin tener pasado”, y manifestó que en los mexicanos está la nostalgia de mirar a la revolución mexicana con cariño, curiosidad y una vocación de identidad que lleva a indagar las figuras de Francisco Villa y Emiliano Zapata y saber cómo se jugaron la vida por construir un mundo más justo, no represivo, ni autoritario.
En el caso de la Revolución rusa, consideró que mirar hacia atrás nos remite a una visión desgastada de una manera profunda por el paso del tiempo, degradada por el fenómeno autoritario estalinista y consumidora de sus primeros héroes y figuras claves, lo cual no quita la necesidad de releer en serio y críticamente su historia, los primeros años de la revolución y esa vocación de construir un mundo diferente.
La ponencia formó parte del programa de actividades conmemorativas del Centenario de la Revolución Rusa organizado por el INEHRM, que incluyó la realización de dos foros, un taller infantil, la exposición de materiales gráficos y la proyección de una película.
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