Por: Redacción
Como uno de los grandes realistas críticos del siglo XX, proletario por nacimiento, por instinto y por rebelión, definió Ulrike Lorenz al pintor alemán Otto Dix (1891-1969), cuya primera retrospectiva fue inaugurada este martes 11 de octubre en el Museo Nacional de Arte.
En el marco de la muestra Otto Dix. Violencia y pasión, que estará abierta al público hasta el 15 de enero, la curadora de esta exposición destacó que los cuadros del artista alemán son espejo y comentario a la vez, donde plasma sus propias experiencias en la guerra y la gran urbe en un doble papel, como testigo afectado y como observador.
Al dictar la conferencia magistral A la belleza. Sobre la vida de Otto Dix, la curadora alemana afirmó que de forma dialéctica el pintor “se vuelve el sobrio testigo de la República de Weimar, pintor de la Guerra Mundial y de la gran ciudad, dibujante de eros y de la muerte”.
Sin embargo, advirtió que para Otto Dix el arte no era un seguro de vida, sino testimonio y atrevimiento, pues creía que los artistas no deben mejorar o convertir a la sociedad, ya que son demasiado pocos y sólo tienen que dar su testimonio, por lo cual se ha convertido en uno de los grandes realistas críticos del siglo XX.
La especialista aseguró que “al lado de Max Beckmann, Otto Dix es el artista alemán más relevante de la primera mitad del siglo XX, a diferencia de Beckmann que con su realismo trascendental se ha vuelto famoso internacionalmente, pero el realismo de Dix parece ser típicamente alemán”.
Con un estilo preciso y delineado, con alto plasticismo, agregó, “Dix es el heredero de los maestros del gótico tardío alemán, del Renacimiento y también del romanticismo, el testimonio domina a la forma artística, el peso del significado conecta con estímulos superficiales”.
Ulrike Lorenz afirmó que Otto Dix fue un realista comprometido que, a través del arte, fue conducido a los abismos más profundos de la humanidad y más allá del buen gusto, incursionó en la abstracción donde todo está en juego.
Eros, muerte, violencia y pasión están presentes en su obra, pues para Otto Dix, comentó la curadora, pintar era un intento de crear orden y el arte, simplemente fascinación, que en un cuadro no se puede explicar, sólo se puede mirar, por lo que invitó al público a confiar en sus ojos cuando visiten Otto Dix. Violencia y pasión.
Esta muestra llega a México luego de más de año y medio de gestiones y gracias a la colaboración entre el Instituto Goethe, el Museo Nacional de Arte y el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.
Como parte de las actividades del Año Dual México-Alemania se presenta esta primera retrospectiva de uno de los artistas más importantes de ese país europeo, con una selección de 162 obras realizadas entre 1913 y 1969 en diversas técnicas, como óleo, aguafuerte, litografía y dibujo a lápiz.
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