Por: Redacción

Con cantos y sones tradicionales niños de México y Guatemala revelaron cómo los lazos ancestrales de la comunidad Maya–Chuj sobrepasa las líneas fronterizas que los divide, durante la presentación del Ensamble Comunitario de Percusión Binacional Maya–Chuj y el Coro Comunitario Bilingüe Binacional Maya–Chuj, efectuada en el Teatro Junchavín de esta localidad.

Borrar las líneas fronterizas entre una comunidad hermana, como la Maya–Chuj, ha sido una labor que ha implicado meses de diálogo y trabajo, expresó Eduardo García Barrios, coordinador del Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, antes de iniciar el concierto.

”Hemos trabajado arduamente de la mano de las autoridades comunitarias, de las locales, estatales y federales, así como con docentes y padres de familia. Es así como hoy se muestra que la magia de la música refrenda los lazos fraternales de dos pueblos, en este caso me refiero concretamente a los habitantes de Tizcao en Chiapas y Guaxacaná, Guatemala”.

Recordó que este proyecto inició su gestación hace tres años, en el marco de una reunión intergubernamental del programa de cooperación multilateral Iberorquestas Juveniles de la Secretaría General de Iberoamérica, donde planteó la idea de reunir una vez al año a músicos de México y Guatemala, con el fin de ofrecer conciertos que sirvan al intercambio musical y cultural.

 

En este sentido, García Barrios enfatizó que el SNFM decidió crear un ensamble de percusiones y un coro en movimiento, porque “la tradición dicta que la marimba fundamentalmente es el instrumento mediante el cual los pueblos de Chiapas y Guatemala se han expresado a través del tiempo; en la música coral está la palabra y ésta es de vital importancia cuando los relatos e historias que narran se hacen en la lengua originaria”, por ello, los maestros de ambos ensambles se han enfocado a montar obras tradicionales para ponderen la identidad de la comunidad maya – chuj, cuya lengua casi no se práctica.

Sones originarios como Sal negra (alusiva al mineral “curativo” que se haya en las Minas de San Matero Ixtatán, municipio del departamento guatemalteco de Huehuetenango), Camino  a San Cristóbal, Son de María, El indito de Comitán, El sapo, La placita de la Cruz, Ojalá que llueva café  y Comitán de las flores, entre otros, fueron interpretados por los miembros del Ensamble Comunitario de Percusión Binacional Maya – Chuj y el Coro Comunitario Bilingüe Binacional Maya – Chuj, quienes conmovieron a los asistentes, que de manera sentida aplaudieron cada intervención y enjugaron alguna que otra lágrima cada vez que el sonido del palo de lluvia, marimbas, ocarinas, batería, cajitas chinas, panderos y güiros se conjuntan con decenas de voces chiapanecas y guatemaltecas.

Con la voz entrecortada y los ojos cristalizados por la emoción, Juana Paiz Pérez, madre de dos niños originarios de Guaxacaná (municipio del Departamento de Huehuetenango, Guatemala, principalmente dedicado a la agricultura y a las artesanías) dijo estar “muy contenta”, –su español es menos fluido que cuando habla la lengua chuj−.

“Venimos de una aldea llamada Guaxacaná, en Guatemala… Mis niños están cantando bonito, ellos aún no aprenden la percusión, es un gran esfuerzo para ellos, porque no tenemos dinero para los instrumentos… pero ya estamos viendo con las autoridades de Guaxacaná que nos den un lugar donde puedan ensayar y tocar. Queremos agradecerle a los mexicanos está ayuda, este momento de alegría para nuestros niños. Verlos así de contentos sólo es para agradecerse”.

La materialización de este proyecto no se podría lograr sin el trabajo de los docentes: Carlos Arturo Tapia, maestro de los dos coros comunitarios; Cyntia Ortiz, maestra de expresión corporal de los coros comunitarios;  y César Esquivel, maestro del ensamble de percusión;  quienes han ponen alma y corazón en este proyecto.

Al respecto, César Esquivel, quien también es músico egresado de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, expresó. “Tengo poco más de año y medio de trabajo con ellos, la verdad es muy gratificante ver cómo se involucran día a día. Nos costó trabajo a todos, porque no tenían instrumentos. Lo resolvimos fabricando nuestras propias percusiones con material reciclado (cubetas, palos, madera, etc.) hicimos tambores y palos de lluvia”, concluyó.

EnsambleyCoroComunitarioLiliaBecerril