Por: Redacción
Siete mujeres amuzgas del municipio indígena, ubicado en la Costa Chica de Guerrero se convirtieron en pequeñas empresarias hace seis años al elaborar chocolate artesanal, que es vendido en distintas ciudades del país.
Siete mujeres, en su mayoría solteras, encabezadas por la joven Araceli López del Rosario, quien estudia en el Tecnológico Superior de la Costa Chica, iniciaron este proyecto desde el 2007.
Sin embargo, dos años después, luego de conseguir permisos y registrar la marca Taxua, que significa cacao en lengua amuzga, inició la producción que al año llega a alcanzar tres toneladas.
Cacao producido en Xochistlahuaca, piloncillo y canela, forman parte de la tradicional receta del chocolate y que es elaborado por las manos de mujeres amuzgas, ya sea en tablillas o bolitas, que es la forma original y tradicional, y que son cubiertas por hojas de lima para mantener su aroma y sabor.
En un pequeño predio, donde antes vivía Araceli, se construyó el taller para la elaboración del chocolate y fue acondicionado con un pequeño equipo compuesto por un molino, metate, anaqueles, mesas para elaborar el chocolate artesanal y aire acondicionado.
En el patio donde se ubica el taller, la mujer amuzga mostró los plantíos del cacao que es utilizado para elaborar el chocolate o compran a los productores del municipio.
Araceli dijo que Xochistlahuaca es un municipio chocolatero, ya que es común que en todas las casas se beba el producto, aunque relató que anteriormente el consumir chocolate era un privilegio y sólo se hacia en ocasiones especiales.
Recordó que anteriormente el chocolate era utilizado para llevarle un regalo a la mamá de la novia o a alguien en especial para la familia, fiestas especiales como bodas o para los mayordomos, que son una autoridad en los pueblos indígenas.
Señaló que persiste la costumbre de llevar chocolate como un presente a la mamá de la novia, pero también cada familia hace su propio chocolate y ya se toma cualquier día, porque muchos tiene plantas de cacao en los patios de sus casas y se dedican a la producción de esta semilla.
“Antes era algo especial y sólo se llevaba para la mamá de la novia o para una fiesta del pueblo”, mencionó.
Araceli López, gerente de chocolate Taxua, afirmó que también el chocolate se le da a las mujeres cuando tienen un parto, porque les da energía y se recuperan de inmediato.
Lo consumen además los hombres que trabajan en el campo al regresar de la milpa.
Chocolate Taxua no es un proyecto que se hizo de la noche a la mañana, comentó Araceli, quien recordó que surgió en el 2007, pero fueron dos años de trámites, permisos, registros y en el 2009 se empezaron a dedicar a la producción, a salir al mercado y participar en los eventos de Pymes y buscar los apoyos.
Cuando surgió la idea de comercializar el chocolate en otros estados, buscó a las mujeres para hablar con ellas y les explicó que era un proyecto que lleva su proceso, pero con el tiempo se haría realidad.
Con apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) empezaron a comprar molino y todo lo que se requiere para empezar a comercializar.
Por ser mujeres indígenas, a veces se les dificulta abrirse camino, porque han encontrado barreras y hasta discriminación en el mercado para comercializar.
Sin embargo, el chocolate que elaboran ya empieza a conocerse, pues cada año buscan participar en las ferias artesanales, con la finalidad de obtener nuevos clientes.
Lamentó que por la falta de permisos especiales para exportar aún no lo puedan hacer, pero hay compradores que lo envían hacia Estados Unidos.
“Nos hacen falta recursos para crecer más y no nada más en México sino fuera del país. Nos faltan muchas cosas para exportar como el estudio del FDA, permisos para exportar y conocimiento sobre la exportación”, mencionó.
Araceli dijo que el chocolate Taxua es el mejor de Guerrero y Xochistlahuaca y así se lo han comentado algunos empresarios estadunidenses que lo han probado cuando participan en talleres que se han hecho en el estado de Hidalgo.
Rufina, quien viste un huipil amuzgo y forma parte de la vestimenta que usan las mujeres en ese municipio indígena, se encarga de tostar en un comal de barro el cacao.
Tostar el cacao es el primer paso para empezar el proceso de la elaboración de un chocolate artesanal y esta etapa dura hora y media, porque tiene que hacerse a fuego lento.
Debido a que Rufina no habla español y sólo lengua amuzga, Araceli López del Rosario explicó que cuando el cacao truena al momento de tostarlo significa que ya casi esta listo para sacarlo y después viene el proceso de pelarlo, limpiarlo completamente y después pasa a un proceso de molido.
Con pedazo de jícara, como ellos le llaman y que sacan de una fruta que parece a una calabaza y que es muy común que se de en la zona, Rufina mueve constantemente el cacao en el comal de barro y cuida que no se queme.
El olor a cacao tostado impregna parte de la pequeña cocina donde se utiliza una base de barro para colocar el comal y leña.
Rufina sabe cuando las semillas del cacao están listas para salir del comal, pues tiene mucha experiencia porque durante muchos años se ha dedicado a esto; “al principio sólo lo hacia para consumo personal, pero debido a su experiencia forma parte del proyecto”, dijo Araceli.
La mujer, junto con Divina y Cecilia, se encargan especialmente del tostado porque saben a que hora está listo para salir del comal y moler.
Araceli relató que una vez que se muele el cacao, otra de sus compañeras se encarga de endulzar la pasta que sale y se combina con el piloncillo, que también dice que ellas elaboran de manera artesanal con el dulce de la caña.
“Ya después de que se mezcla el cacao y el piloncillo hacemos las tablillas, pero tradicionalmente se hacen las bolitas y se envuelven en hojas de lima. Ahorita en forma comercial lo hacemos en forma de tablillas, pero tradicionalmente se hacen las bolitas que se envuelven en hojas de lima”, sostuvo.
Para tostar el cacao, Araceli dijo que lo mejor es cocerlo en un comal de barro para evitar que pierda su sabor y aroma.
Indicó que cuando empezaron el proyecto, hicieron la prueba en el comal de acero, pero no funcionó porque tiene otro aroma y otro sabor, es por eso que prefirieron seguir utilizando el comal de barro porque genera un sabor más casero.
Las tablillas las envuelven en papel encerado, después en bolsas y en cajas que cuentan con el logotipo de Taxua, tabla nutricional, la instrucción de preparación, código de barra, ingredientes, el registro, contenido y toda la información que requiere un producto para venderse sólo en México.
Las bolitas, como ellas les llaman, tienen un costo de 25 pesos y se elaboran cuando es pedido especial, mientras la caja de chocolate cuesta 100 pesos y trae cinco tablillas.
Las siete mujeres se dividen para hacer sus actividades en el taller; por ejemplo una elabora las tablillas de chocolate, otra las bolitas, dos más amasan la pasta del chocolate que molieron con el piloncillo y que también fue molido en un metate.
Araceli aseguró que buscan trascender con su chocolate con sabor casero y elaborado de manera artesanal.
Reveló que el chocolate Taxua, como es el tradicional, se elabora con los ingredientes como cacao, canela y la pasta de piloncillo.
Las mujeres amuzgas también experimentan y dentro de su proyecto han elaborado el chocolate con sabor a vainilla que lleva cacao, piloncillo y vainas de vainilla. “Todo natural y con un buen sabor”, mencionó.
Con información de Notimex.
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