Por: Redacción/
La brasileña Lucía Silva, originaria de São Paulo, recorrió 7,431 kilómetros para llegar a la Ciudad de México. Su viaje tendría como objetivo conocer los lugares más emblemáticos de la Ciudad de México, entre ellos el Palacio de Bellas Artes.
Al llegar al recinto cultural más importante de México encontró una larga fila para ingresar al recinto. Después de varios minutos de espera recibió el boleto que le daría ingreso a las exposiciones que alberga el espacio, entre ellas Picasso & Rivera: Conversaciones a través del tiempo que hasta las 13:00 horas de este domingo 10 de septiembre ha sido visitada por 238 mil 067 personas.
“Es una exposición muy interesante porque exhibe obras destacadas e inéditas del arte mexicano, algo de su cultura que ustedes valoran mucho a diferencia de Brasil, en donde no tenemos esta pasión por nuestro arte. El recorrido para mí fue una experiencia increíble y que me hizo sentir un amor especial por México”, destacó la mujer de 35 años.
Cientos de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, tanto nacionales como extranjeros, llegan al Palacio de Bellas Artes en búsqueda de un boleto que les permita entrar y recorrer esta muestra abierta al público desde el pasado 9 de junio, la cual está integrada por 147 obras entre pinturas, grabados, acuarelas, dibujos, fotografías, cartas, videos y esculturas grecorromanas y prehispánicas.
Organizada por el Museo de Palacio de Bellas Artes y el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles presenta una serie inédita de diálogos a través de obras icónicas que estos dos artistas crearon durante la última década del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, así como de los encuentros de dichas obras con el arte antiguo mediterráneo y mesoamericano.
La exposición muestra como Pablo Picasso (España, 1881-1973) y Diego Rivera (México, 1886-1957) nacieron en sociedades de profundas raíces históricas y se formaron en una tradición académica que asumía la superioridad de la cultura europea y el arte greco-latino sobre todas las demás sociedades. Sin embargo, en su proceso de consolidación artística lograron superar esta estrecha noción sobre el arte.
También la manera en que hallaron en las vanguardias parisinas (el cubismo) un elemento de confluencia que se manifestó durante su breve pero significativa amistad (1914-1915). Sus obras creadas durante este periodo muestran las propuestas de vanguardia que cada uno desarrolló en una intensa conversación artística.
Además, cómo durante los años 20 y 30 del siglo XX, ambos artistas vuelven su mirada hacia una nueva forma de representación naturalista que busca expresar la solidez que proviene de la tradición y la cultura: Picasso en Francia, movido por la crisis de la postguerra se inspira en el antiguo arte mediterráneo y Rivera en el México postrevolucionario y en el arte prehispánico.
Alejandra Natally, de 17 años, viajó desde Puebla para ver esta exposición “muy interesante porque muestra la forma en la que cada pintor hacia sus obras. A mí me gustó que se exhiben cuadros destacados de Pablo Picasso, sobre todo los hechos en su etapa cubista”.
Liliana Álvarez es una estudiante de 15 años, de la Ciudad de México, quien recorre la muestra porque es admiradora de la obra de los dos artistas, sin embargo, su visita “fue más enriquecedora porque me permitió conocer esculturas antiguas muy interesantes”.
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