Por: Redacción

Estudiantes y turistas de China, Japón, Estados Unidos, Chile y Argentina, entre otros, formaron parte de los visitantes que recorrieron en su último día la exposición Vanguardia rusa. El vértigo del futuro.

Rocío Córdova, maestra en Durango, fue la última visitante de esta muestra instalada en el Museo del Palacio de Bellas Artes, la cual reunió más de 500 obras de artistas rusos, como Tatlin, Ródchenko, Malévich, Eisenstein, Kandinski, Lissitski, Maiakovski, Popova y Stravinski.

En total, fueron 187 mil 074 personas quienes visitaron esta exposición abierta desde el pasado 22 de octubre y que gracias al éxito e interés del público amplió su periodo de exhibición, programado hasta el 31 de enero, para este domingo 7 de febrero.

Pinturas, maquetas, bocetos, filmes, carteles, libros, dibujos, ilustraciones, cerámica, collages, esculturas, música, ropa, fotografías e instalaciones realizadas por estos artistas fueron algunos de los objetos que el público pudo ver al recorrer la muestra.

Vanguardia rusa. El vértigo del futuro permitió a los visitantes conocer algunas de las disciplinas que utilizaron los artistas rusos para hacer del arte un detonador clave para transformar el mundo: arquitectura, diseño, cartel, pintura, cine, música, teatro, literatura y fotografía.

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Atuendos deportivos realizados por Varvara Stepánova, azucareras, tazas y platos diseñados por Nikolái Suetin, fueron algunas de las piezas que más interesaron a los visitantes en la disciplina de diseño.

Mientras que en la de cartel El número once, de Georgi Stenberg y Vladimir Stenberg, así como Suscríbase a Rabochii fakultet na domu, de Anton Lavinski, sorprendieron al público.

Otra de las disciplinas que más visitantes concentró fue la de pintura, por sus obras destacadas como Cuadro negro, de Kazimir Malévich, considerada el ícono de los vanguardistas y Fénix, de la pintora del cubo-futurismo Natalia Goncharova.

En la sección de cine, el público se maravilló con la proyección de una de las producciones consideradas de las mejores en la historia de la cinematografía mundial: El acorazado Potemkin, de Serguéi Eisenstein.

Mientras que en música, los visitantes escucharon piezas distintivas de este movimiento, como La fábrica, de Serguéi Prokófiev, ySynthéses, Op. 16 No.1, de Arthur Lourié.

Finalmente, la sección de dibujos eróticos de Serguéi Eisenstein fue la que despertó un interés particular entre los visitantes, por ser la figura central de la cinematografía vanguardista.

En este espacio el público pudo ver sus exploraciones sobre sexualidad, realizadas durante su estancia en México en 1931, mientras filmaba ¡Que viva México!, entre otros los dibujos A los corazones de Verlain y de Rimbaud; Dos figuras y Arthur y Paul.

Para algunos visitantes, como la pintora Cecilia Vázquez, se trató de una muestra artística especial en México, “porque exhibió cientos de obras impresionantes que será difícil el volver a ver todas juntas”.

Mientras que para Daniel Carmona, estudiante de sociología, se trató de una exposición sorprendente, porque “habla de Rusia, del arte que se generó en un país que tuvo guerras y movimientos sociales impactantes”.