Por: Redacción
A través de la fusión de géneros musicales, la cantante Margie Bermejo, el pianista Dmitri Dudin y el violonchelista Iván Koulikov, llevaron a la audiencia reunida en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes por diferentes escenarios del romance.
La noche del 29 de julio, la cantante con más de 50 años de trayectoria, ofreció el recital Matices del amor, integrado por composiciones de música popular, romántica y clásica contemporánea, para lo cual realizó experimentación vocal, con lo que mostró porque es considerada una de las cantantes más versátiles.
La presentación inició con la interpretación de Lo cierto somos nosotros composición de Marcial Alejandro (1955-2009), cuyo lenguaje romántico, dijo Bermejo, es muy real y verdadero. Del creativo mexicano también interpretó Cuando y Canto mío, este último acompañada por un sonido peculiar del violonchelo.
Ataviada en un conjunto de color azul, la intérprete, beneficiaria del Programa Creador Escénico con Trayectoria 2015-2017 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), además de cautivar a los presentes con su voz, recitó algunos versos de canciones, como “Quiero estrechar entre mi boca canciones para narrarte mi regreso”.
La presentación pasó de un matiz a otro, entre ritmos y estilos de los compositores, como lo fue con Trago de Luz de Raúl Castillo (1949-1995), y el tema Azul de Agustín Lara (1897-1970) interpretado al ritmo de jazz con la ejecución al piano de Dmitri Dudin, miembro del Sistema Nacional de Creadores del Fonca, con la que arrancaron fuertes aplausos de los asistentes.
Margie Bermejo, quien durante el concierto mantuvo una continua interacción con la audiencia, destacó de Agustín Lara que fue un compositor que siempre escribió de las mujeres, y aspectos particulares, como sus cabellos, sus pestañas, sus mejillas y sus ojeras.
La creadora de espectáculos interdisciplinarios y teatrales siguió matizando el amor con la interpretación de Mil años después, de Rafael Mendoza, creativo que se refiere “de una hermosa manera del amor porque es el que perdura por mucho tiempo”, expresó la artista de origen argentino.
La improvisación musical, con la que Bermejo mostró su versatilidad quedaría de manifiesto con dos piezas de Astor Piazzola (1921-1992), New Age Tango y Esolaso; y Gaviota de Claire Fisher (1928-2012), en las cuales expresó lo que quizá estos compositores hubieran escrito de su obra meramente musical. “No sé en realidad que hayan pensado pero con su música podemos hace lo que se nos ocurra”, apuntó.
En la presentación también se escuchó una trilogía de música ranchera, escuchándose de José Alfredo Jiménez Ojalá que te vaya bonito, Deja que salga la luna; y de Cuco Sánchez Arrieros somos, pero con un tratamiento musical contemporáneo. “La canción ranchera tal vez puede volverse más significativa, además de su genialidad”, comentó Margie Bermejo.
La poesía musicalizada se escuchó en el recinto, con Instantes caminados, basado en el poema Piedra de Sol de Octavio Paz y musicalizado por Dudin y un poco más de tango, género que habla de manera especial del amor, con Garúa de Domingo E. Cadícamo y Aníbal Trolio.
La presentación cerró con El gavilán de Marcial Alejandro, cuya primera intérprete en grabar sus canciones fue Margie Bermejo; la pieza despertó los aplausos de los asistentes que disfrutaron de principio a fin de un recital con distintos matices y géneros.
Margie Bermejo tiene 20 años trabajando con el pianista Dmitri Dudin, originario de Ekaterimburgo, Rusia, relación que ha expresado la intérprete ha dado un cambio total a su interpretación y canto.
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