Por: MUGS / Redacción
Dramaturga, novelista, ensayista y traductora, Luisa Josefina Hernández (Ciudad de México, 2 de noviembre de 1928) es descrita como una mujer de grandes pasiones, quien ha escrito más de 60 obras de teatro, 17 novelas publicadas, 10 traducciones, prólogos, ensayos y colaboraciones en publicaciones periódicas.
Radicada en Cuernavaca, Morelos, desde hace años, es una de las dramaturgas más importantes del siglo XX en México, quien continúa publicando obras teatrales, como El gran parque (2014), editada por El Milagro, libro que incluye cinco obras teatrales inéditas: en 2011, Algeciras, puerto de Cádiz y, en 2007, Los grandes muertos, material con el cual la Compañía Nacional de Teatro le rindió homenaje al montar seis de las 12 obras que integran la saga, bajo la dirección de José Caballero.
Luisa Josefina Hernández y Lavalle fue hija única de Santiago Hernández Maldonado y Faustina Lavalle Berrón, en opinión de la escritora mexicana Estela Leñero, es una dramaturga excepcional y fundamental para el desarrollo del teatro en México, así como formadora de diferentes generaciones de autores, actores y escenógrafos.
En entrevista con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la también periodista teatral recordó que Luisa Josefina Hernández fue alumna de Rodolfo Usigli, quien heredó su cátedra de la Facultad de Filosofía y Letras a Hernández y Lavalle al dejarla como titular y a Jorge Ibargüengoitia como adjunto.
“Luisa Josefina estableció una cátedra tan bien estructurada, en donde se transmitían los principios que había desarrollado Rodolfo Usigli, ella fue muy importante en la formación de diferentes generaciones que se dieron en la Facultad, entre ellos Hugo Argüelles, Juan Tovar, Armando Partida, Luis Moreno, Juan García Ponce, Óscar Villegas, Tomás Espinosa, es decir, una cantidad de gente que a su vez también transmitió y extendió conceptos dramáticos”, comentó Estela Leñero.
Estela Leñero, quien fuera coordinadora del Área de Información y Enlace del Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli del INBA, destacó la manera en que estructura sus obras la integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca, como creadora emérita desde 1994.
“Luisa Josefina Hernández propone un género, un estilo, una profundidad en los personajes muy específico donde los desarrolla, son complejos, los transforma, en sus obras hay un dinamismo por la serie de conflictos que plantea y que se van resolviendo”, explicó.
Expuso que Luisa Josefina formó parte de una generación de escritoras con las que compartió un cambio en cuanto a la forma de escribir. “Sus antecesoras son las mujeres que vienen de la época posrevolucionaria de los años veinte, impulsaron la comedia mexicana y hubo un rompimiento brutal con el imperio del teatro de origen español.
Explicó que en aquellos años hubo un surgimiento de la dramaturgia de las mujeres, por lo cual se empieza a trabajar el punto de vista femenino desde el interior de la casa, lo doméstico, los papeles sociales que suenan en el momento, siendo melodramas sobre el matrimonio, el divorcio y las infidelidades, problemas asignados principalmente al mundo femenino.
Agregó que después llegaría otro grupo de dramaturgas, Maruxa Vilalta, Margarita Urueta, Elena Garro, donde Luisa Josefina Hernández fue fundamental para empezar a romper la tradición y a sacar a las mujeres de su ámbito doméstico y volverlas responsables de su destino.
“Luisa Josefina planteó temas que siempre giraron en torno a la problemática y el desarrollo de la mujer; sus personajes frente a situaciones críticas buscaban su camino, aunque a veces tenían un final trágico, no siempre cumplían sus deseos, eran castigadas como por este acto de rebeldía, no por personas, sino por el destino”, refirió Estela Leñero.
La directora teatral mencionó que la dramaturgia de Luisa Josefina Hernández evolucionó al abarcar otras problemáticas. “Es una creativa donde la parte profunda e intelectual transforma sus obras arquitectónicamente armadas, pero tienen un aliento mucho más interior del personaje, y ese aliento lo podemos ver más claramente en sus novelas, donde desglosa los conflictos, problemas y disyuntivas disfuncionales que se plantean los personajes”.
En su opinión, Luisa Josefina es en el medio teatral una persona importante, quien se avocó al teatro realista con todos los códigos y el rigor que profesaba también Usigli. “Sus inquietudes se basaron principalmente en el realismo y dentro del realismo, en la pieza, que fue el estilo donde se sentía más cómoda, porque los personajes hacían un recorrido más íntimo y personal”, apuntó Estela Leñero.
Por su parte, el director teatral José Caballero, quien dirigió al elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro en el montaje de seis obras (El galán de ultramar, La amante, Fermento y sueño, Tres perros y un gato, La sota, Los médicos) de 12 que integran la saga Los grandes muertos, indicó que la influencia y trabajo de Luisa Josefina Hernández en el teatro mexicano se puede ver en tres aspectos: la formación de gente, su influencia teórica y en la dramaturgia.
Traductora de El rey Lear
“La maestra Luisa Josefina Hernández tiene una enorme influencia teórica, es autora de ensayos fundamentales sobre el teatro del absurdo, es una amplia conocedora del teatro y en ese sentido me parece que es muy importante su aportación como traductora, a ella le debemos la traducción de obras tan importantes como El rey Lear, de William Shakespeare”, comentó el profesor de actuación, dirección teatral y dirección de actores.
En su labor como dramaturga, José Caballero describe a la Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura y Lingüística 2002, como una de las plumas más brillantes, inteligentes y lúcidas, cuyo grado de maestría se manifiesta en la reacción del público ante su trabajo. “Sus diálogos, las tramas, los temas que toca con profundidad, contamos con obras grandes pero desde mi punto de vista la enorme fortuna, la experiencia y sabiduría de la maestra todavía nos brinda obras que podríamos considerar de las más importante de nuestro teatro”, aseveró.
Para quien ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en diferentes ocasiones, Luisa Josefina Hernández transita con facilidad por todos los géneros. “Quizá tenga una perspectiva realista, en el sentido que sus personajes tienen una complejidad sumamente notoria y permite también a los actores una exploración y creación sólida de personajes, de verdaderos espíritus humanos, en el sentido en el que lo decía Stanislavski”, agregó José Caballero.
Comentó que la maestra es autora de muchas piezas cortas para alumnos y jóvenes en formación. “Es autora de obras históricas como el Popol Vuh, y a últimas fechas también explora la vida de las personas más comunes, si quiere encuentra la manera de hablarnos de eso y para mí es la mayor dificultad con la que se encuentra un dramaturgo, que es hablar en profundidad de la intimidad”, abundó José Caballero.
Destacó que a sus 87 años, los cuales cumplirá el 2 de noviembre, Luisa Josefina Hernández escribe con gran agilidad y experiencia que le ha dejado el montaje de las seis obras de Los grandes muertos; es que en hora y media puede presentar una obra completa, al tiempo que “golpea” la sensibilidad de los espectadores despertando su conciencia.
“Luisa Josefina Hernández tiene la enorme cualidad de retratar la esencia de la mexicanidad y muchos de nuestros conflictos más importantes en términos íntimos y sociales; es una mujer inteligente, creativa, que ha sabido abrirse un camino en una sociedad tan difícil y que lo ha hecho sin caer en la tentación de la autopromoción o la deshonestidad, nunca ha sido una autora dedicada a buscar reconocimiento”, puntualizó José Caballero.
Narradora y dramaturga, Luisa Josefina Hernández y Lavalle estudió la maestría en letras con especialización en arte dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha sido profesora de arte dramático en el INBA y en la UNAM. Se han puesto en escena sus obras: Agonía, Los sordomudos, La corona del ángel, Arpas blancas… conejos dorados, La paz ficticia, El orden de los factores, En una noche como ésta, Habrá poesía y Las bodas.
Fue colaboradora de La Palabra y El Hombre. Becaria del CME, 1952 y 1954; y de la Fundación Rockefeller, 1955. Premio del Concurso de las Fiestas de Primavera 1951 por Aguardiente de caña. Premio de El Nacional por Botica modelo. Premio en el Concurso de Teatro de Bellas Artes 1955. Premio Magda Donato 1971 por Nostalgia de Troya. Premio Xavier Villaurrutia 1982 por Apocalipsis CUM figuris. Premio Nacional de Teatro Juan Ruiz de Alarcón 2000.
En su obra novelística están El lugar donde crece la hierba (1959), La plaza de Puerto Santo (1961), La primera batalla(1963); Los palacios desiertos (1963), La cólera secreta (1964), El valle que elegimos (1965), La noche exquisita (1965), La memoria de Amadis (1967) Nostalgia de Troya (1970), Los trovadores (1973), Apostasía (1978), Las fuentes ocultas,Extemporáneos (1979), Apocalipsis cum figuris (1982), Carta de navegaciones submarinas (1987), Almeida danzón (1989),Roch. Novela hagiográfica (2008) y Mis tiendas y mis toldos (2013).
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