Por: Oswaldo Rojas
En diciembre de 2015 en Guerrero se registraron 192 homicidios relacionados con el crimen organizado. La tasa en lo que va de 2016 no ha disminuido, confirmando lo que desde hace años se dice en la región y sucesos actuales como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa confirman: Guerrero es un estado en crisis constante.
Por si fuera poco, en la última década en la zona los asesinatos se han incrementados en alrededor de 300 por ciento. Ese exceso de violencia ha llevado a las calles, parques y centros de reunión de los habitantes la trafica noción de estar superados.
Está situación es la que llevo a David Espino a pensar en escribir Aunque perdamos la vida, libro que cuenta como desde 2012 miles de guerrerenses se alzaron en armas en Huamuztitlán, Olinalá, Ayutla, Tecoanapa, Tixtla, Tlapa, Tierra Colorada. Alrededor de 40 municipios se unieron en un grito de guerra contra la delincuencia.
El periodista realizó entrevistas con líderes e integrantes de los grupos de la policía comunitaria, así como con lugareños, activistas y especialistas en derechos humanos. Todo para demostrar como en Guerrero a falta de una autoridad estatal la población se mantiene en pie de lucha contra las fuerzas del narcotrafico.
El autor:
David Espino nació en un caserío de la sierra de Atoyac, municipio de Guerrero, México. Comenzó su carrera como periodista en 1992. Sus crónicas se han publicado en El Nacional, de Venezuela; La Razón, de España; El Tiempo, de Colombia; Cosecha Roja, de Argentina; Esquire Latinoamérica; Vice News; y Newsweek. En la actualidad es freelance para diversos medios del país y el extranjero. Es autor de Acapulco Dealer (2002), un libro de crónicas sobre la narcoviolencia.
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