Por: Redacción/
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), recuerdan a Lola Cueto, pintora, artista de teatro guiñol y artesana, en su 43 aniversario luctuoso.
María Dolores Velázquez Rivas, conocida como Lola Cueto, realizó sus primeros estudios de arte en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), a la que ingresó en 1909, y siguió su formación en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Santa Anita, dirigida por Alfredo Ramos Martínez. Después regresó a la ENBA para cursar las materias de artes decorativas, grabado, dibujo de desnudo y paisaje, así como el idioma francés.
Durante su vida manejó diversas técnicas, como la tapicería y la creación de títeres de teatro guiñol, que son las que más se le reconocen. Su polifacética obra la llevó también a diversificar sus temáticas, por lo que se identifica un interés por las imágenes de arte popular mexicano y la devoción religiosa, así como por el paisajismo y la geometría, entre otros.
En 1927, Lola Cueto, su esposo Germán Cueto y sus hijas, Mireya y Ana María, fueron a París, donde se relacionaron con el círculo de artistas de vanguardia. En 1929, la pareja tuvo una exposición conjunta en la Salle de la Renaissance, en la que Lola mostró el trabajo de tapices que había llevado desde México. Posteriormente, elaboró toda una serie de recreaciones de los vitrales de las catedrales de Bourges y Chartres con la técnica de cadeneta.
La familia regresó a México en 1932, al año siguiente tuvo lugar la primera presentación de teatro guiñol del grupo Rin-Rin, integrado por Lola y Germán Cueto, Angelina Beloff, Graciela Amador, Leopoldo Méndez, Roberto Lago, entre otros. A partir de este momento, el trabajo de Lola se concentró en la creación de títeres y obras como El renacuajo paseador, El gigante Melchor y El baile de las gallinitas.
Una nueva etapa artística llegó con el ingreso al taller de grabado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM en 1938, cuando empezó una amplia producción de grabados, experimentando con diversas modalidades. De aquella búsqueda floreció su trabajo con papel picado, elaborado a partir de complejas composiciones en las que se muestran imágenes de la vida cotidiana, la cultura popular y otros personajes nacionales y religiosos.
Lola Cueto falleció el 24 de enero de 1978, a los 80 años de edad, en su casa ubicada al sur de la Ciudad de México.
El Museo Nacional de Arte alberga una amplia colección de grabados creados por la artista bajo diversas técnicas, en particular la aguatinta, en la que creó su álbum de títeres mexicanos. Entre las obras resguardadas destacan: Quimera #2, El cementerio y El torito.
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