Por: Redacción/
Trazos borrados una y otra vez sobre papel blanco y negro hasta formar figuras y manchas espontáneas, sin algún fin determinado o aparente, pero que revelan paisajes, caminos, edificios, espacios en piedra, retículas, ondas y tejidos en acrílico, gis, carboncillo o grafito que –como la vida– pueden quebrantarse y romperse, aunque con la posibilidad de restaurarse, evocando así una reflexión sobre lo perdurable.
Lo efímero permanente, de Eugenia Benabib, exhibida hasta el primero de septiembre próximo en la Galería de Arte Iztapalapa para testimoniar la imaginación de una artista que visualiza momentos que por más que sean deshechos dejan una huella duradera, tangible y visible, como los recuerdos y las vivencias que marcan la existencia y la historia de las personas.
En 18 obras en formato diverso la textura invita a tocar y sentir la materia viva o el efecto de un diseño en repetición que sugiere un proceso creativo de trazos y siluetas que dan paso a imágenes sorprendentes.
“El procedimiento es accidental o espontáneo, pues dejo escapar la imaginación para que me conduzca sobre la memoria de lo ya delineado y borrado hasta llegar al límite de un laberinto de múltiples caminos, en un juego para encontrar elementos que me maravillen y cuya aventura concluirá cuando me guste”, explicó la artista plástica.
La propuesta es un mecanismo interactivo de comunicación que ofrece como espacio de expresión dos pizarrones en blanco para que quien observa la obra manifieste su sentir, pues cada pieza tiene múltiples lecturas y “representa formas distintas a cada espectador, que debe abrir su mente e incluso encontrar muchos objetos después de haber frotado y eliminado tantos trazos”.
Benabib considera el arte como su camino y vía de expresión para ver el mundo y en ese sentido se ha convertido en “mi eje, pues no me concibo separada de él; desde la adolescencia no pude alejarme de la pintura, que ha sido un sendero de vida y me ha dado la posibilidad de manifestar emociones y sentimientos, así como de mostrar el lado oscuro, alegría, experiencias muy profundas y realidades paralelas al plano observado”.
Para la artista plástica, el dibujo “no es menor a la pintura, sino un lenguaje y un proceso que deben ser evaluados con la misma calidad que aquélla, por ser la primera forma de expresión gráfica”, puntualizó.
En la carta de presentación de la exposición, el escritor y especialista en el género Manuel Marín refiere que Benabib ha desarrollado desde hace unos años un trabajo de participación colectiva motivada en forma azarosa al intervenir pizarrones colocados insólitamente en lugares públicos.
Lo efímero permanente es parte de un proyecto creativo –convocado por la Coordinación de Extensión Universitaria de la Unidad Iztapalapa de la Casa abierta al tiempo– que reunirá en 2017 a seis autores en una reflexión sobre el dibujo contemporáneo.
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