Por: Redacción/
Luego de poco más de tres meses de exhibición, la exposición Frobenius, el mundo del arte rupestre que se presentó el Museo Nacional de Antropología, cerró sus puertas este domingo 5 de noviembre.
Inaugurada el pasado el 27 de julio, la muestra concebida como una especie de “ventana al arte de los primeros hombres”, mostró al público mexicano más de 100 objetos que dieron cuenta de las huellas de los más antiguos seres humanos.
Integrada por piezas procedentes de la Universidad de Frankfurt, la exposición presentó el espíritu romántico y científico que llevó a Leo Frobenius (1873-1938), a registrar y reproducir algunas de las más importantes y remotas manifestaciones rupestres de África, Europa y Oceanía.
La muestra, que formó parte de las actividades del Año Dual México-Alemania, exhibió 70 imágenes, entre fotografías en blanco y negro y pinturas en acuarela hechas por Frobenius y su equipo, que constituyen copias fieles de sus referentes prehistóricos.
Además, presentaba una treintena de piezas, entre fotografías, archivos y audiovisuales, que reconstruían las doce expediciones en África que Frobenius lideró personalmente, pero que también mostraban la recepción que en esa época tuvo su labor al interior de los círculos artísticos de París, Madrid, Budapest, Copenhague y Nueva York.
Y es que el trabajo de Leo Frobenius permitió por primera vez al público occidental, observar las creaciones de la Edad de Hielo sin trasladarse a las agrestes geografías en tales obras que suelen encontrarse, a través de esos registros que datan de 1890.
Y es que, junto con su equipo, el especialista alemán realizó cerca de cinco mil copias de arte rupestre, la más comprensible y completa colección en su tipo.
Casi todas las imágenes fueron reproducidas en su tamaño original de lugares inhóspitos, como desiertos, montañas solitarias y cuevas escondidas. Los diseños, personajes y escenas que aparecen en las pinturas corresponden a los tiempos más tempranos de la humanidad.
Entre las piezas que se exhibieron se encontraban la reproducción del Bisonte recostado, de la cueva de Altamira, España; la Composición de jirafas, de la cueva de Libia; la pieza Caribú, oso y alce sin cuernos, de Noruega; así como Dos figuras humanas ornamentadas, halladas en Egipto.
El público mexicano y los turistas nacionales y extranjeros, también pudieron admirar en esta muestra Ram con disco solar y collar, de Argelia; la Silueta de manos y ballena Pauspaus, de Indonesia; el mural Wadjingas, hallado en la cueva de Munja, Australia; y las pinturas de caballos, de la cueva de Dordoña, Francia.
Los asistentes aprovecharon el último día de exhibición y que el domingo la entrada al recinto es libre, para encontrarse con las pinturas rupestres, poseedoras de una alta carga simbólica y un alto contenido estético.
Para el niño Santiago, Frobenius, el mundo del arte rupestre, “es una exposición muy bonita, está muy padre”, mientras que para su mamá, Liz, resultó impactante pues, dijo, tener la posibilidad de ver el arte de aquellos tiempos primitivos es algo fuera de lo común.
La señora Elena, también quedó fascinada con la muestra. “Me pareció fantástica, me encantó. Sencillamente ver cómo nuestros antepasados plasmaban imágenes y animales y personas y todo, me fascinó, me trasladó al pasado, estoy encantada”.
Cabe destacar que el arte rupestre, que da cuenta de los testimonios y huellas de los más antiguos seres humanos, a través del registro hecho por Frobenius, pudo presentarse por primera vez en nuestro país gracias a la colaboración entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Frobenius para la Investigación Antropológica, en el marco del Año Dual México-Alemania.
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