Por: Risso Alberto

Considerado como una de las promesas del cine joven en Europa del Este, en su ópera prima Miroslav Slaboshpitsky muestra un ambiente escolar desolado, en el cual la figura de autoridad ha quedado de lado para dar lugar a una serie de acontecimientos delineados por la violencia y la estafa.

Después de que formó parte del 35 Foro Internacional de Cine, La tribu (Plemya, 2014) entró a la cartelera de la Cineteca Nacional a partir de 2  de octubre. Se trata de una película muda, por lo que la narrativa corporal y pictórica son las que guían la trama. El periódico The guardian la ha calificado como exigente, debido a su narrativa muy distinta a las primeras etapas de la mayoría de los cineastas contemporáneos.

Una de las características de La tribu,  galardonada en diversos festivales de cine, es que integra a un elenco no profesional. Entre ellos conocemos a Serguei (Grigoriy Fesenko) quien llega a un internado para sordomudos, donde inmediatamente un ambiente de aflicción le hace ver que no se tratará de una estancia tranquila: el protagonista enfrentará la realidad profunda de la escuela, donde los robos y la prostitución son coordinados por el chico más violento del lugar.

Después de su trabajo en cortometrajes, Slaboshpitsky desarrolla esta historia sin subtítulos ni intertítulos, en la que el personaje principal debe pertenecer a la línea de sus compañeros, quedando atrapado en el sistema. En palabras del New York Times, se trata de “una tribu diferente: fuera de la ley, por debajo de la sal”.

Acerca de la temática que aborda la cinta, Miroslav ha compartido cómo fue recibida por la comunidad de sordomudos. “Todo el mundo en la película es sordo, desde el protagonista hasta el antagonista. Es completamente dentro de su sociedad. Algunas personas sordas estrecharon las manos después de algunas proyecciones” (Indiewire).

En 2014 Miroslav Slaboshpitsky figuró en el Festival de Cine de Cannes, ganando el Gran Premio del Jurado de la Semana de la Crítica por esta película, coproducida por Ucrania y Países Bajos. Asimismo, publicaciones como Variety la han definido como “una sorprendente y audaz pieza cinematográfica que marca un impresionante debut tanto en guión como en dirección para el cineasta ucraniano.”