Por: Redacción/
Las matemáticas son mucho más que una ciencia “dura”; están vinculadas al origen y desarrollo del pensamiento científico y han estado presentes en la creación artística, indicaron especialistas en el marco del 50º Congreso Nacional de la Sociedad Matemática Mexicana, que concluye hoy.
El encuentro matemático más importante del país se realizó por primera ocasión en instalaciones de esta casa de estudios y, de manera conjunta, se celebró el 75 aniversario del Instituto de Matemáticas (IM), el más antiguo de América Latina.
Influencia en el arte
Durante la época del Renacimiento, las matemáticas se convirtieron en la principal influencia de un arte que se preocupó incesantemente en fundamentar racionalmente la idea de belleza.
José Antonio de la Peña, investigador del IM, explicó que en ese momento “el hombre es la medida de todas las cosas, a diferencia de antes, que eran los dioses”. Cambia la mentalidad y el ser humano se convierte en el centro de la creación, desde el cual hay que medir y observar al resto de la naturaleza
En la conferencia “Matemáticas y arte: Renacimiento”, expuso que las clases altas patrocinaban y encargaban obras de manera constante, pues eran vistas como un instrumento de prestigio y refinamiento, lo que condujo a que los mecenas se “pelearan” por los grandes aristas.
Entre los precursores del Renacimiento destacan Giotto y Brunelleschi, cuyas ideas permearon, en particular, la pintura de la época. El primero fue una de las grandes mentes del periodo y sobresalió en variados ámbitos artísticos, como la poesía, la escultura, la arquitectura y la pintura.
De la Peña recordó que el papado fue una de las fuentes principales de mecenazgos, de recursos apoyando a los artistas, por lo que Roma se convirtió en un centro de atracción para ellos. El papa Bonifacio VIII, conociendo la fama de Giotto, pidió una muestra de su obra; el artista dibujó entonces un perfecto círculo rojo con un pincel; eso fue suficiente para ser llamado a la “ciudad eterna”.
En esa época, dijo el también miembro de El Colegio Nacional, la pintura no trataba de presentar la realidad con exactitud. Los personajes retratados eran importantes, pero sin dar la impresión de estar vivos o en lugares reales. Se pintaba con fines didácticos, tratando de dar una lección, representar una fábula o una historia, en donde el tamaño era proporcional al rango.
Pero también entonces esa idea comienza a cambiar, porque se desarrolla la perspectiva, concepto que no era nuevo, pues venía desde los griegos, como Euclides.
Brunelleschi comenzó a reproducir los clásicos griegos y romanos, y representó la realidad tal cual, verosímil; desarrolló las “leyes” de la perspectiva lineal, un proceso matemático similar a una proyección ortogonal de un objeto en tres dimensiones, a un plano en dos dimensiones.
Se recuperaron no sólo los elementos de Euclides, sino de sus contemporáneos, como Tales, que tuvo entre sus éxitos medir la altura de las pirámides de Egipto. El teorema de Pappus, también importante porque permite multiplicar el tamaño de segmentos, fue otro de los que recuperó en aquel momento. Paolo Uccello fue uno de los notables pintores que al mismo tiempo fue matemático.
El teorema de Pitágoras fue otro de los resultados de la Grecia clásica -y que llega hasta nuestros días-, que retomó el afamado pintor Leonardo Da Vinci, quien era ingeniero, en primer lugar. A lo largo de su vida pintó sólo 20 cuadros; el primero de ellos lo terminó en 1476, a los 24 años. Estudió levantamiento de cúpulas para iglesias.
Matemáticas e historia de la ciencia
Las matemáticas también están vinculadas al origen y desarrollo del pensamiento científico. Desde nuestra concepción del mundo, la construcción de un mapa y el cálculo de la distancia entre un territorio y otro, se ubican en la explicación fundamental que tenemos del universo que nos rodea.
A dar un recorrido entre historia de la ciencia y las matemáticas se dedicó la conferencia “La enseñanza de las matemáticas a través del tiempo”,de José Ruiz de Esparza, jubilado del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Crear los primeros mapas de la Tierra significó trasladar una concepción esférica del mundo a un plano. Es decir, fue un ejercicio matemático que se tradujo en una aportación fundamental: la cartografía.
Un mapa es una representación gráfica y métrica de una porción de territorio. Sus propiedades métricas implican que en él se pueden tener medidas de distancias, ángulos o superficies, y obtener un resultado que se puede relacionar con las mismas medidas realizadas en el mundo real.
Ruiz de Esparza destacó entre los cartógrafos antiguos a Gerardus Mercator, quien ideó la famosa proyección de Mercator, utilizada desde el siglo XVIII para cartas náuticas porque permitía trazar las rutas de rumbo constante como líneas rectas e ininterrumpidas. Este tipo de proyección cilíndrica es tangente al Ecuador. Por ello deforma las distancias entre los meridianos en líneas paralelas, aumentando su ancho real a medida que se acerca a los polos.
El universitario subrayó la importancia que tuvo la aportación de los mapas, por ejemplo, para el descubrimiento de América.
Por otra parte, refirió las contribuciones que para la concepción del Universo sembró Nicolás Copérnico, a quien se le considera el fundador de la astronomía moderna y pensamiento fundamental en la revolución científica del Renacimiento. Su principal aportación es la teoría heliocéntrica (descrita antes por Aristarco de Samos), que planteó que el Sol se ubicaba en el centro Universo, y la Tierra, que giraba una vez al día sobre su eje, completaba cada año una vuelta alrededor de aquél.
Finalmente, Ruiz de Esparza comentó que al menos 200 ejemplares de los libros de Copérnico llegaron a la entonces Nueva España, con una forma distinta de observar y analizar la realidad a lo que dictaban las escrituras de la Biblia.
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