- La muestra, que conmemora a su vez 30 años del Programa de Arqueología Urbana, se complementa con maquetas, videos y la presentación de cinco esculturas y un par de cráneos del Huei Tzompantli.
Por: Redacción/
La Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y en el marco de la conmemoración del quinto centenario de la toma de México-Tenochtitlan, inauguró este lunes el Pabellón de Ventanas Arqueológicas en la Casa del Marqués del Apartado, un recuento por los trabajos arqueológicos que han permitido desenterrar y exhibir, en lo posible, aquellos vestigios del antiguo Recinto Sagrado que permanecen en el subsuelo del primer cuadro de la Ciudad de México.
El coordinador general de Comunicación Social y Vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas; la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, y la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en compañía del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, y la directora del Servicio Postal Mexicano, Rocío Bárcena Molina, efectuaron la apertura de este espacio en el emblemático edificio que ocupa la esquina de las calles Donceles y República de Argentina.
En el acto, en representación del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, Jesús Ramírez Cuevas señaló que esta apertura es un momento histórico “porque culturalmente estas ventanas están abriendo la luz a la antigüedad de esta ciudad, al mismo tiempo que este país está abriendo ventanas y puertas para comunicarse con el mundo”. A veces, agregó, se piensa que son vestigios arqueológicos del pasado, que son piedras muertas, ruinas, cuando en realidad son vestigios de lo que somos y de las culturas vivas de los pueblos originarios. “Las palabras que se escuchaban y resonaron en estas piedras aún se oyen en la superficie moderna de la Tenochtitlan de la Ciudad de México”.
Afirmó que México vive un proceso de renacimiento “desde abajo, desde sus clases populares, desde sus pueblos originarios, de la recuperación de las fiestas y que hacen orgullo cultural de lo que es México”.
Por su parte, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, destacó que estas ventanas que hay en el Centro Histórico de la capital mexicana “se van articulando como un gran museo subterráneo que honra a aquellas raíces resistentes. Los herederos que tallaron en piedra este país, el corazón de este país sobre el que estamos justamente situados el día de hoy siguen aquí como comunidades vivas, como comunidades palpitantes”, como un reconocimiento a la diversidad cultural, que es la mayor riqueza de México.
Agregó que la política cultural se había olvidado de dar a las culturas originarias ese respeto, por lo que, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pone en el centro a aquellos que habían sido olvidados.
“Conmemoramos la historia y celebramos la resistencia, la de hace 500 años y la de hoy. Cinco siglos donde los pueblos originarios han padecido discriminación, rechazo, clasismo y racismo, cinco siglos también en los que la tarea cultural se fue olvidando justamente de esas raíces, para el Gobierno del Presidente de la República, aquellos olvidados están al centro, no podemos pensar en la recuperación, conservación o difusión del pasado prehispánico sin el conocimiento, respeto y, sobre todo, dignificación de las comunidades indígenas actuales”, dijo Frausto Guerrero.
Destacó que esta exposición también es un homenaje a hombres y mujeres que han dedicado su vida a la arqueología, la memoria, la investigación y la restauración; de igual forma, agradeció a las y los empresarios que han colaborado con el INAH para resguardar el patrimonio que se encuentra en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
En su oportunidad, la jefa de Gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, apuntó que esta inauguración permite hacer una nueva lectura del pasado, a fin de reconocer la pluriculturalidad que conforma el México moderno y en contra del racismo, clasismo y discriminación. “El futuro de México radica entonces en el reconocimiento de su historia, la grandeza, la resistencia y la lucha cotidiana por un país donde nadie puede quedarse atrás; esa lucha no ha terminado. La transformación de México radica entonces también en la revisión de nuestra historia, lo que representan los pueblos originarios, lo que representa la riqueza de la cultura mexica, 500 años de resistencia”.
En tanto que el director general del INAH, Diego Prieto, explicó que el “Centro Histórico de la Ciudad de México es un área rica en patrimonio monumental que da cuenta de los siglos transcurridos desde la fundación de la gran Tenochtitlan, así como vestigios de la primera casa del México virreinal y del México independiente”. El pabellón que hoy se inaugura y las Ventanas arqueológicas, dijo, permiten avistar esta supervivencia.
“Hay todavía mucho por ser descubierto y estudiado”, señaló, al explicar que en los trabajos intervienen diversas áreas de la Secretaría de Cultura, del INAH y del Gobierno capitalino, lo que ha permitido que la vida urbana, económica y social de la Ciudad de México siga su marcha, garantizando al mismo tiempo el rescate, el cuidado y la conservación de su patrimonio, así como el acceso cuidadoso del público a estos bienes culturales, que nos dan sentido de origen e identidad y que asombran y enorgullecen a propios y extraños.
Complementada por cinco esculturas mexicas de gran formato, tres de ellas descubiertas en la Casa del Marqués del Apartado, así como por un par de cráneos procedentes del Huei Tzompantli, esta exposición, organizada por la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH y el Museo del Templo Mayor, se enmarca en las actividades conmemorativas de 2021, “Año de la Independencia y la Grandeza de México”.
Tres décadas de desenterrar la memoria
A su vez, este pabellón museográfico es un reconocimiento a los 30 años de labor del Programa de Arqueología Urbana (PAU). El proyecto, fundado por el doctor Eduardo Matos Moctezuma, para profundizar sobre la historia de siete siglos de ocupación en el perímetro que ocupó el Recinto Sagrado de Tenochtitlan, un área que hoy día abarca, por el sur, las calles Moneda y el frente de la Catedral Metropolitana; por el este, Correo Mayor y El Carmen; San Ildefonso y González Obregón, al norte, y Brasil y Monte de Piedad, al poniente.
En el recorrido inaugural, el responsable del PAU, Raúl Barrera Rodríguez, refirió que en el Centro Histórico de la capital existen 42 ventanas arqueológicas distribuidas en 16 inmuebles y en la vía pública, a través de las cuales se pueden admirar restos de templos y palacios mexicas, de casas solariegas de conquistadores españoles, de iglesias cristianas, casas del gobierno virreinal y vestigios del siglo XIX.
La inauguración del pabellón dedicado a estas cápsulas del tiempo sirvió además para mostrar la reciente adecuación de la ventana arqueológica de la Casa del Marqués del Apartado, primera con la que contó la Ciudad de México en 1901, a partir de las excavaciones realizadas por Leopoldo Batres.
Imponente, ceñida al patio de la aristocrática residencia, reaparece una amplia escalinata que posiblemente formó parte de una plataforma prehispánica. De acuerdo con el arqueólogo Raúl Barrera, debió comunicar al Templo de Coateocalli, dedicado a los dioses de los pueblos conquistados, o bien al Templo de Cihuacóatl.
Sobre la rehabilitación de esta ventana arqueológica, detalló que se amplió un par de metros al sur, midiendo así 11 m de longitud por 6.50 m de ancho. De este modo, se reconfiguró en relación con el edificio histórico y ahora se puede observar parte del piso de lajas que precede a la escalinata. Del edificio se han detectado dos etapas constructivas, las cuales datan del gobierno de Ahuízotl (1486-1502) y de Moctezuma II (1502-1520), cuando se amplió en sentido este-oeste en que corre la plataforma.
Cabe destacar que en el pabellón se exhiben las réplicas de un ocelotl-cuauhxicalli y de un cuauhtli-cuauhxicalli, recipientes de sacrificio en forma de felino y de águila, respectivamente, que fueron descubiertos en este sitio por Leopoldo Batres, en 1901, y por la arqueóloga Elsa Hernández Pons, en 1985. A estos se suma un chacmool decapitado, hallado una década más tarde en este mismo predio.
La ciudad que regurgita sus entrañas
La exposición Pabellón de Ventanas Arqueológicas, la cual se complementa con videos y maquetas, hace un repaso de los descubrimientos más relevantes en torno a los espacios que integraban el Recinto Sagrado de Tenochtitlan. En ese sentido, dentro de sus tareas de supervisión a obras de infraestructura que se realizan en el polígono de su competencia, el PAU ha sido el responsable de varios de estos hallazgos.
Entre estos se encuentran los vestigios del Calmécac, colegio donde estudiaban los nobles mexicas y, que desde 2012, pueden visitarse en el Museo de Sitio del Centro Cultural de España, en la calle Guatemala N° 18.
Esta misma calle ha sido pródiga para el proyecto, pues en el N° 16 descubrió gran parte del Templo de Ehécatl, un edificio que consta de una plataforma rectangular de dos cuerpos –de aproximadamente 34 m de longitud–, con un adosamiento circular en su parte posterior; al igual que restos de una cabecera de la principal cancha de Juego de Pelota del antiguo centro ceremonial.
Asimismo, en Guatemala N° 24 localizó el Huei Tzompantli, dedicado al dios tutelar Huitzilopochtli. Esta plataforma rectangular presenta evidencia de los orificios en que se hincaban los postes que sostenían la empalizada donde eran exhibidos los cráneos de los sacrificados; mientras que en el costado norte se detectó una torre circular elaborada con cientos de cráneos correspondientes a hombres jóvenes y, en menor grado, a mujeres e infantes, unidos con argamasa de cal y arcilla.
Por otra parte, uno de los hallazgos más recientes de este equipo multidisciplinario tuvo lugar en el Nacional Monte de Piedad, donde se detectó un piso del patio del Palacio de Axayácatl, y testimonios de la destrucción del tecpan (sede del poder político y económico) una vez caída Tenochtitlan. Ahí también se ubicaron restos de un cuarto que formó parte de la casa que habitó por algunos años Hernán Cortés, y que fuera también sede temporal del Cabildo de la Ciudad de México.
El Pabellón de Ventanas Arqueológicas también hace referencia a importantes salvamentos arqueológicos anteriores a la instauración del PAU, en 1991, resaltando las excavaciones que permitieron detectar restos del Templo del Sol, debajo del Sagrario de la Catedral Metropolitana; del Templo de Tezcatlipoca, en el Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Antiguo Palacio del Arzobispado; y del Palacio de Moctezuma II, en Palacio Nacional.
A partir de este martes, 31 de agosto, y hasta el mes de noviembre, el Pabellón de Ventanas Arqueológicas estará abierto al público los días martes, miércoles, viernes y sábados, de 10:00 a 15:00 horas. El acceso será con el boleto de ingreso al Museo y Zona Arqueológica del Templo Mayor.
Cabe destacar que en el caso de las ventanas arqueológicas del Templo de Ehécatl y el Huei Tzompantli se trabaja para que puedan ser visitados por el público en un futuro. En el primer caso, se encuentra en un inmueble que todavía está en obra, por lo que se analiza un esquema de visitas controladas, coordinadas por el Museo del Templo Mayor y que no afecten los trabajos que se realizan en el predio. En el segundo, las visitas serán posibles cuando las personas especialistas en conservación del INAH dictaminen que es viable sin riesgo para los vestigios prehispánicos. Lo más importante es conservar y preservar estos tesoros de nuestra historia.
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