Por: Redacción/

Aún en la arquitectura parcialmente incompleta del Templo del Santo Niño Jesús, un inmueble del siglo XVII que se localiza en el poblado de Tihosuco, de este municipio, es posible revivir mentalmente la algarabía del pueblo maya y el batir de los cañones y de las armas que, en 1847, se alzaron a lo largo y ancho de la península de Yucatán en un enérgico llamado al reconocimiento y en contra de la opresión.

Esta mañana y frente a esa misma edificación construida por la orden franciscana, cuya portada ausente es ahora un testigo silencioso de la resistencia del pueblo maya, la secretaria de Cultura del gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, entregó oficialmente a los habitantes de Tihosuco la declaratoria que reconoce al centro de su comunidad como Zona de Monumentos Históricos (ZMH), la cual fue publicada el pasado 13 de marzo en el Diario Oficial de la Federación.

Se trata, destacó la funcionaria ante un presídium integrado por el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, y por el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, de una declaratoria que evoca el pasado pero cuyas miras están en el futuro.

Al respecto y en coincidencia con un mensaje de exaltación a la memoria y la resiliencia indígena, leído en lengua maya y castellana por el profesor José Manuel Poot, Alejandra Frausto recalcó que dicha declaratoria tiene hoy sentido, “gracias al sustento que los habitantes de Tihosuco han promovido desde hace décadas para su legado histórico”.

En este sentido, hizo un llamado a los habitantes de este pueblo de Quintana Roo: a los maestros de escuela, las bibliotecarias y el personal del Museo de la Guerra de Castas, así como a los campesinos, los ancianos devenidos en cronistas y portadores de saberes, a preservar su lengua, sus tradiciones, y a emplear el reconocimiento y los apoyos implícitos a la declaratoria, para el fomento de un desarrollo económico generalizado y el surgimiento de nuevos nichos, como el del turismo patrimonial y ecológicamente sustentable .

La titular de la Secretaría de Cultura explicó que Tihosuco es, además, la primera ZMH declarada por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, así como el primer destacamento de su tipo que, desde su establecimiento en 2015, emite el organismo a su cargo.

En coincidencia y al pormenorizar los detalles de la ahora zona patrimonial, protegida por el gobierno federal a través de los lineamientos y estatutos del INAH, el presidente municipal de Felipe Carrillo Puerto, José Esquivel Vargas, el alcalde de Tihosuco, Daniel Pech Tuz, y el profesor maya, José Manuel Poot, señalaron que el perímetro declarado ZMH comprende un área de 0.331 kilómetros cuadrados.

Dentro de esa poligonal se reconoce a 20 manzanas que, a su vez, contienen un total de 31 edificios construidos entre los siglos XVII y XIX, cuyos usos pretéritos fueron variados: templos religiosos, exconventos, cementerios, escuelas y edificaciones civiles.

Tihosuco, cuyo nombre maya es Jo’ tsuk —vocablo que significa “cinco estómagos” o “cinco rumbos”— en tiempos prehispánicos fue la capital del cacicazgo de Cochuah. Su ubicación geográfica hizo que, luego de la llegada de los españoles y de la conquista que en la región emprendió Francisco de Montejo ‘El Mozo’, se estableciera allí, a mediados del siglo XVI, el punto nodal franciscano para la evangelización en los territorios periféricos.

Debido a su bonanza regional y su posición geográfica entre Valladolid y el puerto de Bacalar, Tihosuco fue blanco de piratas y filibusteros. En 1686, el encomendero de Tihosuco, Ceferino Pacheco, enfrentó a los corsarios Lorencillo y Agrammont. En 1727, corsarios ingleses atacaron a los pueblos de Chunhuhub y Telá, llegando hasta Tihosuco.

El acontecimiento histórico más recordado en Tihosuco, aún viviente entre sus habitantes más señeros, ya que se inscribió dentro de la insurrección indígena más larga de América Latina: la Guerra de Castas, que inició en 1847 y concluyó hasta entrado el siglo pasado.

La Escuela Primaria Jacinto Pat —asentada en parte de un inmueble histórico comprendido en la ZMH— hereda el nombre del líder que, en el siglo XIX, organizó a las comunidades y enfrentó a los criollos que, en el caso de Tihosuco, se atrincheraron en el Templo del Santo Niño Jesús, atacado finalmente por la fuerza maya.

Tras la Guerra de Castas, el centro histórico que ahora cuenta con la declaratoria de Zona de Monumentos Históricos, quedó totalmente abandonado, por lo que, paulatinamente, fue ‘redescubierto’ por campesinos llegados al sitio desde Valladolid y otras regiones de la península de Yucatán.

En el acto de entrega de la declaratoria de Tihosuco como ZMH, también estuvieron las subsecretarias de Desarrollo Cultural y de Diversidad Cultural de la Secretaría de Cultura federal, Marina Núñez Bespalova y Natalia Toledo, respectivamente; Arturo Balandrano, director general de Sitios y Monumentos de la Secretaría de Cultura federal; Jaqueline Estrada, titular del Instituto de Cultura y las Artes de Quintana Roo; el director del Centro INAH Quintana Roo, Margarito Molina; y Roger Oy Aké, presidente del Comité de Casas Coloniales de Tihosuco, entre otros funcionarios.