La Ciudad de México tiene centenares de monumentos en sus calles. Algunos ni siquiera se sabe que existen, de algunos se desconoce su contenido, como ocurre con la Cabeza de Juárez que está en los límites de Ciudad Netzahualcóyotl y la Delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal.
A partir de sus historias monumentales, jóvenes periodistas ensayan, a petición de Mugs Noticias, una serie de “entrevistas” con ellos.
Las historias que encierran cada creación o su presencia en algún punto de la capital mexicana es lo que deseamos difundir.
Por: Athziri Domínguez Alva
Tan alta y resplandeciente, admirada por miles de ojos que intentan no ser cegados por el sol que la abraza. Tan cerca del cielo y tan lejana de su México, que aferrado a su plataforma rechaza en él la posible admiración de un monumento tan poco representativo.
Los rumores se esparcieron a su alrededor, y miles de voces ausentes y veloces recorren sus alrededores susurrando entre ellas sobrenombres patéticos e hilarantes que, convierten la descomunal obra de arte, en un ser diminuto comparado con su país que la desprecia, ella es Estela, la incomprendida estela.
“Sólo tengo 3 años (fui inaugurada en enero de 2012), y aun así miles de mexicanos me detestan, dicen que soy fea que soy simple y sobre todo un robo, me han hostigado los medios con sus críticas respecto a mi estructura, material, costo, etcétera.
“Siempre encuentran la manera de criticarme y humillarme.”
Con un costo de mil 304 millones 917 mil pesos y mil 704 paneles de cuarzo, la Estela de Luz ubicada en Paseo de la Reforma 509, ha sido uno de los monumentos más distintivos del país, pero para infortunio de la misma negativamente, ya que existen leyendas ocultas tras su inauguración en enero del 2012.
“Cuándo gané la convocatoria ‘arco de la independencia’ me encontraba emocionada, principalmente porque sería tan emblemática y hermosa como el Monumento a la Revolución o el Hemiciclo a Juárez, sería yo la obra del esperado Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana pero cuando los rumores de robo corrieron me llamaron ‘Monumento a la Corrupción’…”
La joven obra artística, vecina del segundo edificio más grande de la ciudad de México es digna de reconocimiento a Nivel Mundial gracias a sus 104 metros de altura, no obstante sigue siendo motivo indignación para la sociedad mexicana debido a la polémica desatada respecto al mal manejo del fondo destinado para la construcción, las cifras exactas de la obra siguen siendo desconocidas ya que a lo largo de su estancia en el Distrito Federal han ido cambiando por cantidades cada vez más exóticas.
“Miles de automóviles transitan frente a mí a diario, no todo es negativo, hay manos que me señalan, y gestos de sorpresa y asombro, incluso hay quienes no se avergüenzan al decir que soy linda o un buen trabajo.
A pesar de eso soy feliz, tengo luces de led especialmente diseñadas para mí y soy de cuarzo, cosa que no cualquiera posee y a pesar de que mis presentaciones ante el público han sido escasas aún tengo mucho que demostrar, soy el resultado de miles de mentes y manos trabajadoras mexicanas”.
Para finalizar “la Suavicrema del Bicentenario” nos recordó que en su concepción se consideró una representación del pueblo mexicano a pesar de las fallas y desequilibrios en torno a ella.
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