Por: Jorge Hernández
Los recuerdos y la angustia que se desprenden de los horrores que se vivieron en Camboya bajo el cruel régimen de los jemeres rojos, son el presupuesto con el que el cineasta Rithy Panh realizó un interesante documental animado que luego de exhibirse en el 34 Foro Internacional de Cine y festival Ambulante 2014 se estrena en las salas de la Cineteca Nacional.
El documental, retrata la infancia del director originario de Phnom Penh, durante la década de los setenta. El cineasta camboyano se sumerge en lo más profundo de sus recuerdos, todos tristes, melancólicos, ataviados por el horror que vivió en carne propia, a la edad de 13 años, cuando perdió a su padre y a toda su familia.
La pieza tuvo su estreno mundial en mayo de 2013 en el Festival Internacional de Cine de Cannes. Allí se alzó como la merecedora del Premio Una Cierta Mirada. Además, ese mismo año representó a Camboya en la carrera por el Óscar a la Mejor Película en Lengua Extranjera.
El filme mezcla animación con fragmentos de noticieros y algunas imágenes de archivo que persisten de la época. Con diminutas figuras de barro el cineasta recrea la vida de antes, durante y después del régimen. Los escenarios son pequeños dioramas que representan todos los aspectos de la vida de entonces. Es así como Rithy Panh va dando cuerpo, alma y personalidad a sus recuerdos.
Una voz en off describe las secuencias en las que lúcidamente se mezcla la realidad con la animación. La narración a cargo del actor Randal Douc da cuenta de los recuerdos del director a través de textos que el mismo Panh escribió en colaboración con el escritor galo Christophe Bataille. Las palabras son pronunciadas en francés porque, según ha declarado el propio cineasta, se trata de un homenaje al padre de Panh, un ex trabajador del gobierno de Camboya quien amaba la poesía francesa.
Para que este metraje resultara efectivo fue necesario recrear todos los aspectos sociales, así como la fauna y la flora de la Camboya que evoca el cineasta. Esta propuesta plástica de Panh se combina con materiales de archivo de noticieros de aquella época. Así se sustenta el discurso del director sobre todo aquello que él y dos o tres millones de habitantes de las urbes de del país vivieron al ser expulsados y obligados a vivir en el campo, siendo despojados de todo su patrimonio.
Rithyn Panh ha reconocido que el nombre de La Imagen Ausente para su película, ha sido precisamente porque a todos los recuerdos de su infancia les faltaba la existencia de la imagen que los compruebe.
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