***Darío fue un poeta rico y despilfarrador, inolvidable desde el primer contacto que se tiene con su obra, quien se hizo popular a pesar de no ser un autor fácil y accesible al lector
Por Redacción
Para conmemorar un centenario del deceso el poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), personaje que irrumpió en la lengua española y lo cambió todo, y compartir la importancia del legado cultural, se reunieron en el recinto capitalino los escritores Ernesto Lumbreras, Luis Miguel Aguilar y Julio Trujillo, director editorial de la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura federal en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), para rendirle un homenaje.
Los tres autores coincidieron en que el legado y la aportación de Rubén Darío son valiosos sobre todo por ser un escritor que se distinguió de los demás por su inventiva y por ello su obra es un referente de la cultura en la actualidad.
“Fue un escritor que irrumpió en la lengua española y lo cambió todo (…) sus poemas pueden verse como una escena cinematográfica donde aparecen personajes que son seguidos por la cámara”, aseguró Luis Aguilar.
Un comunicado, la Secretaría de Cultura federal compartió los detalles de la charla en la que Aguilar aseguró que Darío fue un poeta rico y despilfarrador, inolvidable desde el primer contacto que se tiene con su obra, quien se hizo popular a pesar de no ser un autor fácil y accesible al lector.
En su oportunidad, Ernesto Lumbreras consideró que Rubén Darío es una leyenda, un hombre imponente que remite a la palabra Modernismo “y cuya gran aportación fue la crónica”.
“Era un poeta cívico, humano, dubitativo: “un personaje a la deriva respecto a si era el protagonista o creador del Modernismo, pero consciente que era el autor de cosas profanas”, afirmó.
Julio Trujillo dijo que el autor de “Azul” fue “un profesional de la escritura, vividor, bebedor, comedor, alguien torpe socialmente que siempre tuvo problemas económicos y que de alguna manera rentó y vendió su pluma al mejor postor para poder sobrevivir”.
También comentó que fue un personaje que conoció la celebridad en vida, tuvo recitales frente a multitudes y “un gran apropiador de estilos ajenos antes de cuajar en una voz propia, un escritor que imitó todo, lo rebasó y trascendió para renovar el idioma”, aseveró.
En el homenaje, los autores compartieron con los asistentes su acercamiento a la obra del célebre autor. Luis Aguilar señaló que fue durante su niñez leyó poemas como “Los motivos del lobo”, “Margarita está linda la mar” y “Sonatina”.
“Con los años aprendí que Rubén Darío es indivisible, no lo separo en el Darío del gusto de muchos y el que escribió poemas como la Epístola, que es una de las cosas más actuales y modernistas”.
Ernesto Lumbreras rememoró que su primer acercamiento con la obra del nicaragüense fue escénico, en su educación secundaria con el poema “Los motivos del lobo”, que recitó el Día de las Madres.
Finalmente, Julio Trujillo reveló que su acercamiento con el trabajo de Rubén Darío fue como niño declamador de “Los motivos del lobo”, al que describió como “un poema muy narrativo y perfecto que entra de inmediato en contacto con el escucha”.
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