Por: Oswaldo Rojas
La historiadora y coordinadora académica del Foro de Misiones del Noroeste de México, Raquel Padilla Ramos, explicó en dicho evento que uno de los referentes de identidad más fuerte de los pueblos de Sonora y del noroeste de México son las misiones: empresa evangelizadora para los confines incógnitos del norte, precursora de un valioso patrimonio material e inmaterial que han conservado celosamente hasta nuestros días los yaquis, mayos y pimas, además de los pueblos mestizos, con los preceptos aprendidos de los evangelizadores hace casi 400 años y refuncionalizados por ellos.
El objetivo del Foro Regional ―celebrado cada dos años― es apoyar la investigación, protección y divulgación de este patrimonio existente en Sonora y en todo el noroeste de México: Baja California Sur, Baja California, Chihuahua, Durango y Sinaloa, donde se encuentra la mayor parte de misiones.
“De esas misiones emergen algunos elementos de identidad más fuertes de los pueblos yaquis debido a la religiosidad”, dice Padilla y explica que en esos lugares continúan realizándose celebraciones como la Cuaresma y Semana Santa, tal como fueron aprendidas de los jesuitas.
La misión fue una de las instituciones socioeconómicas más importantes en la conquista del norte de México. Su estudio e investigación es primordial para entender los diversos procesos del desarrollo cultural, social y económico de esa región distante, árida y problemática para establecer asentamientos permanentes, donde el avance del ejército español se estancó.
Fueron los jesuitas, franciscanos y dominicos quienes entre los siglos XVII y XIX conformaron la ruta de establecimientos que relativamente facilitó la tarea de evangelizar a los indígenas y enseñarles o imponerles otros modos de vida. Esas rutas misionales constituyen uno de los más importantes legados culturales de la época colonial.
En el X Foro se darán a conocer trabajos recientes. Se hablará también de los proyectos de conservación y restauración que se llevan a cabo en la arquitectura misional, tanto en edificaciones que continúan abiertas al servicio religioso como en las que han sido habilitadas como espacios culturales, así como en bienes muebles de distintos templos. El registro y protección de esos acervos serán otros temas para reflexionar, así como los trabajos de carácter antropológico.
Raquel Padilla comenta que tan sólo en Sonora existe un universo aproximado de 120 misiones. Algunas edificaciones sobrevivieron en buen estado de conservación, de otras quedan algunos vestigios arquitectónicos y de otras más sólo el registro histórico, debido a que se encontraban en lugares apartados y quedaron abandonadas hace siglos por misioneros e indígenas.
La estudiosa menciona distintas regiones del estado donde se constituyeron estas empresas evangelizadoras. Por su arquitectura destacan las de la Pimería Alta, fundadas por el padre Eusebio Francisco Kino, actualmente abiertas al culto bajo resguardo de la Iglesia católica. También están las de la sierra, río Sonora y río Mayo.
El antropólogo José Luis Perea, director del Centro INAH-Sonora, destaca también el hecho de que los yaquis encuentran la prolongación de su identidad en el patrimonio histórico y detalla que, en el pueblo de Tórim, el INAH trabaja una de las primeras experiencias de restauración de imágenes religiosas con población de esa etnia.
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