Por: Redacción/

El 208 aniversario luctuoso de Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811) fue conmemorado la mañana del martes 30 de julio al pie de la Columna de la Independencia, en una ceremonia cívica organizada por el Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Cultura local.

Presidieron el acto en memoria del “Padre de la Patria”, por parte de la dependencia organizadora, la directora general de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural, María Guadalupe Lozada León; el secretario de Cultura, José Alfonso Suárez del Real y Aguilera, y el director de la Red de Museos de la Ciudad de México, José María Espinasa.

En nombre del Gobierno capitalino, el secretario de Obras y Servicios, Jesús Antonio Esteva Medina, evocó el legado y algunos pasajes sobre la vida del sacerdote y revolucionario novohispano, “personaje central en la construcción de la primera transformación de nuestra patria”, que la madrugada del 16 de septiembre de 1810 inició el movimiento insurgente en Dolores, Hidalgo, Guanajuato, convocando al pueblo a unirse a la lucha por la Independencia.

Luego de la interpretación de la marcha “Lealtad”, del compositor oaxaqueño José Ventura Gil, a cargo de la Banda de Música de la Secretaría de Cultura local, el funcionario consideró que las acciones transformadoras de Hidalgo fueron principalmente en dos sentidos: sentar las bases del México independiente y mostrar el camino para un cambio social de igualdad de oportunidades, educación y forja de instituciones.

Actualmente, “estamos frente a la oportunidad de contribuir en la construcción de una sociedad con derechos, incluyente, participativa, defensora de la diversidad y del reconocimiento de los pueblos. Hagamos nuestra la aspiración de Miguel Hidalgo”, dijo previo a montar guardia de honor en la ofrenda floral junto con los demás funcionarios y firmar el Libro de Visitantes Distinguidos.

De formación humanista y consciente de la realidad social (en especial indígena y rural), Hidalgo y Costilla se unió al grupo liberal integrado por los capitanes Ignacio Allende y Juan Aldama, así como por los letrados y pequeños comerciantes que se reunían en casa del corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, y su esposa Josefa Ortiz, para conspirar contra la corona española.

Al grito de ¡Viva la América y muera el mal gobierno!, su participación fue fundamental para encender la llama de la insurgencia entre el pueblo y lograr darle contenido popular. Fue fusilado el 30 de julio de 1811 en la ciudad de Chihuahua, hecho que marcó el final de la primera etapa de la Independencia, mas no extinguió el movimiento que siguió extendiéndose hacia otras regiones del territorio hasta lograr su consumación en 1821.