Por: Oswaldo Rojas
La idea de arranque que Jenaro Villamil (Mérida, 1969), reportero en la revista Proceso, hilvana en su nuevo libro “La caída del telepresidente” es que a dos años y medio de iniciar el sexenio peñista ya se pueden ver las principales fracturas políticas y sociales provocadas por la imposición mediática del actual presidente dé México. Imposición en decadencia que se refleja el casi inmediato descontento de la generación más joven, que ha cobrado forma en diferentes momentos y nombres.
La vana sensación que quiso generalizarse con el regreso del PRI a los Pinos consistía en la preocupación de una añeja clase política por la inseguridad y atraso en las estructuras sociales que mostraba la nación.
Sin embargo el sueño priista de mantener a los ciudadanos en medio del limbo de su propia realidad se desvaneció con la abrumadora evidencia de un país en guerra, dividido políticamente y sin confianza en sí mismo. Ni siquiera sus medios oficiales – Televisa y TvAzteca – lograron ocultar las narcofosas que inundaban los estados, la fuerza corrupta del sindicalismo, la pobre educación básica a lo largo del país, los desaparecidos que de un momento a otro y gracias a la denuncia internacional de medios como The Guardián, sumaban miles.
La caída del telepresidente llega a complementar el trabajo realizado por el reportero en textos como El sexenio de Televisa (2010) y Peña Nieto: El gran montaje (2012). La escritora Elena Poniatowska quien escribió el prologo comenta ahí:
“Jenaro Villamil analiza no sólo la personalidad de Enrique Peña Nieto, también examina su proyecto de nación —que a los ojos de sus opositores es inexistente—, critica las reformas estructurales con las que el priísta intentó transformar al país y muestra cómo su gobierno está en franca decadencia a causa de la ineptitud para solucionar los conflictos económicos, sociales y de seguridad. Los pobres son más pobres, los niveles de violencia e inseguridad se dispararon y el presidente encopetado se quedó impávido. A EPN el cargo le ha quedado grande”.
El libro no deja lugar a interpretaciones. Es la exposición momento a momento de la absurda situación con la que un hombre, que no estaba preparado para ocupar la silla presidencial, se enfrenta y en la que termina por verse minimizado. Con ese patetismo para gobernar logra también arrastrar al resto de sus aliados.
Villamil explica sobre su obra “Se trata de mostrar los mecanismos de un modelo contradictorio en sus términos, que destruye y mina las bases de legitimidad y cohesión social en torno a la institución presidencial. La ambición peñista de una presidencia imperial, al estilo bonapartista o porfirista, se ha estrellado con una fuerte resistencia social. Ante el fracaso, Peña Nieto ha optado por transformarse en un caudillo arcaico. Busca el efectismo mediático sin principios ni hoja de ruta. De ese modo, el cinismo se convierte en el disfraz del fracaso.”
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