Por: Redacción/
La arquitectura debe promover el uso de métodos ancestrales de construcción de vivienda en poblaciones rurales, de la mano de programas públicos que impulsen sistemas y materiales tradicionales, afirmó el doctor Alberto González Pozo, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“El profesional en la disciplina no debe imponer su criterio y, por el contrario, tiene que aprender de la forma constructiva tradicional “para proponer mejoras que favorezcan el medio ambiente y respondan a las necesidades de la gente”, añadió el Profesor Distinguido de la UAM.
Ante la desaparición gradual de la vivienda rural recomendó mantener el saber de los pueblos originarios, incorporando prácticas adecuadas detectadas en investigaciones universitarias en este tipo de edificaciones.
Uno de los propósitos de la disciplina debe ser adaptar los avances teóricos con el fin de perfeccionar las situaciones de vida de las comunidades rurales utilizando materiales autóctonos, sin apartarse de un concepto ecológico en ese tipo de habitación, señaló en la conferencia Tipologías de vivienda rural: reflejo de culturas y respuestas a condiciones ambientales y sociales.
El miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel II, advirtió que la arquitectura no debe aplicarse sólo a grandes inmuebles o conjuntos modernos sino, que es tarea importante de los teóricos de la construcción y el diseño averiguar sobre las opciones de vivienda propia.
En el Seminario de Vivienda La casa rural tradicional de México, celebrado en la Unidad Xochimilco, el especialista señaló que este concepto se debe ajustar a las condiciones climáticas y materiales disponibles, por lo que en sus investigaciones en el Valle de Ixtlahuaca-Atlacomulco, Estado de México; el Valle de Cholula, Puebla, y en Aguascalientes y Tlaxcala ha aplicado métodos arqueológicos y antropológicos para indagar el estilo de vida y determinar las aplicaciones de la arquitectura campesina y su impacto en la vida de este tipo de comunidades.
En el medio rural existe una fuerte relación entre el espacio habitacional y la parcela, mientras que las viviendas más cercanas a los centros urbanos reducen la superficie de terreno agrícola, pero aquellas ubicadas en zonas urbanas prácticamente carecen de este terreno, destacó el profesor del Departamento de Métodos y Sistemas.
Otro rasgo de la vivienda rural es que sus formas constructivas como la fachada, la entrada y los espacios interiores guardan el mismo patrón. Sin embargo, en muchas regiones se han ido introduciendo conceptos arquitectónicos y materiales citadinos como concreto, tabiques de cemento y varillas para hacer los techos, alertó el investigador.
El trabajo desarrollado por González Pozo en 25 ejidos de Aguascalientes generó una propuesta de casa tipo con métodos constructivos tradicionales, empleando morillos en el techo, losetas para reemplazar las tabletas de madera y tierra compactada y adobe en las paredes, con aplanado de cemento, toda vez que el adobe es el material que brinda mejor respuesta a los cambios de temperatura, además que su uso reduce considerablemente el costo, ya que la materia prima para su elaboración es la tierra del lugar donde se edifica y la autoconstrucción representa también ahorros importantes en la mano de obra.
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