Por: Redacción/
Integrado por músicos de Veracruz y de la Ciudad de México, el Grupo Kumaltik (palabra de la lengua maya tojolabal que significa nuestra palabra) se ha dedicado a promover la cultura del son jarocho esencialmente en escuelas públicas del país, desde hace más de 16 años.
Omar Durán, director de la agrupación, refiere que se formó en la Ciudad de México en el año 2003 por iniciativa de un grupo de estudiantes, en ese entonces de la Escuela Superior de Música, quienes iniciaron tocado en escuelas públicas, lo que los llevó a desarrollar su concepto de conciertos didácticos, lúdicos, interactivos y propositivos para la niñez.
“Lo que buscamos es compartir con el público la esencia del son jarocho y convertirla en un lenguaje común, tanto de quien la dice como de quien la escucha”, explica Durán en entrevista.
Integrado por cuatro elementos: Juan Francisco Fridman (leona jarocha); Fredy Vega (jarana y zapateado); Enrique Palacios Vega (requinto) y Omar Durán (jarana tercera y pandero), Kumaltik busca llevar su propuesta al público para mostrar la vigencia del son tradicional mexicano y sus posibilidades interpretativas.
Entre otras acciones, afirma el entrevistado, buscan quitar la idea de que los intérpretes de son jarocho solo se visten de blanco, o bien, que la versada se usa en el son jarocho de manera grosera y pícara, cuando también se trata de una poesía muy profunda que habla de la naturaleza, del amor, o de temas como la belleza.
En cuanto al repertorio que toca el Grupo Kumaltk, Omar Durán comenta que se conforma de sones tradicionales del dominio público. “Lo que sí hemos tratado de trabajar son los versos, que sean adecuados a los niños, por ejemplo, si son de preescolar, los temas son lúdicos; cuando son un poquito más grandes, como de secundaria o de preparatoria, el repertorio consta de ritmos, más picosos, más enérgicos, lo que llama más la atención a los jóvenes”, explica.
En sus presentaciones, el grupo recrea la fiesta popular del fandango para brindar una experiencia completa y acercar así, al público a la música tradicional mexicana y sembrar en ellos la inquietud e interés por las distintas expresiones culturales de nuestro país.
Esto, a través de la interacción de los intérpretes con su público, algo que es su sello distintivo, comenta Omar Durán. “En estricto sentido los invitamos a zapatear, les enseñamos cosas sencillitas, pero donde ellos puedan integrarse ya sea tocando un instrumento o cantando con nosotros. Creo que ese es el aporte que tenemos como grupo entre tantas propuestas de música tradicional”, concluye.
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