- Su trazo se perfila hacia el expresionismo, lo figurativo, lo empírico y experimental; en técnicas en óleo, hoja de oro, oro líquido, gouache y con soportes de tela y papel.
Por: Redacción/
“El arte es como la vida misma, tiene que haber evolución y cambio” afirma el artista plástico Juan Carlos Abreu Lavariega, quien busca reflejar en otros colores y formas los recuerdos de su infancia.
Su trazo, comenta en entrevista, se perfila hacia el expresionismo, lo figurativo, lo empírico y experimental; en técnicas en óleo, hoja de oro, oro líquido, gouache y con soportes de tela y papel, “lo único que nunca me gustaría pintar son pinturas que se vuelvan blancas y que al final no transmitan nada”.
“Generalmente abordo temas que traigo en mente desde pequeño. Tuve una infancia un poco complicada y difícil, pero muy agradable por las cosas que me rodeaban. Mi padre llegó a tener borregos, toros, pollos, sembraba maíz; la mayoría del tiempo lo pasaba en ese espacio, por ello esa es mi temática recurrente”.
Aunque Juan Carlos Abreu dibuja desde pequeño, fue en 2014 que alcanzó aquello que buscaba en su trazo, luego de que en su adolescencia viera trabajar al maestro Rodolfo Morales “en plena acción creadora, hacía gritar al lienzo”, subraya el artista.
Así, la pintura lo envolvió, sumando hasta el momento nueve exposiciones individuales y más de 20 colectivas realizadas en diversos espacios de Oaxaca, Monterrey, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México y algunos puntos de Estados Unidos.
Juan Carlos destaca que el resguardo derivado de la contingencia le ha servido como una terapia y lo ha utilizado para el aprendizaje, además le permitió incursionar en la escultura, que, de no haber estado experimentando con calma y tiempo, dice, este trabajo no se hubiera podido realizar.
“Cuando comencé a pintar inicié con un cuadro y de ese cuadro se volvieron 60, que derivó en la primera exposición que presenté en Aguascalientes, durante la Feria de San Marcos. Ahora yo no hubiera imaginado incursionar en la escultura. Hago escultura en madera, bronce y resina, por el momento mi nueva pasión, lo cual se dio a raíz del confinamiento, que a muchos les quitó oportunidades, a mí me dio nuevas ideas”.
Su origen de montaña y milpa; los pollos, los plantíos de calabaza y frijol que en las vacaciones de su infancia se convirtieron en su campo de juegos y obligaciones autoimpuestas, ahora serán esculturas, las cuales espera que se presenten en una exposición a realizarse posiblemente en Querétaro y Guadalajara.
El maestro Abreu forma parte del colectivo de artistas plásticos Oaxaca de Mil Colores, cuyo objetivo es buscar espacios o foros de difusión de artistas de esta entidad, para dar a conocer su trabajo a nivel nacional e internacional.
El artista oaxaqueño comenta que uno de los rasgos distintivos del colectivo es ser un espacio abierto, también, para artistas con discapacidad que requieren de apoyo para dar salida a su obra, además de trabajar con creadoras y creadores en diversas disciplinas como grabado, escultura y fotografía, aunque generalmente predomina la pintura.
A través del colectivo ha colaborado con la galería virtual Piso Roma, en particular durante la contingencia sanitaria por COVID-19, esta situación les llevó a apoyar a diversos grupos, entre ellos al personal del sector salud.
“Con Piso Roma empezamos a desarrollar bastantes actividades y exposiciones virtuales en apoyo a médicos, niños con cáncer y de escasos recursos, así como a medios de comunicación independientes que también se vieron afectados por esta situación. La ayuda se daba a través de la venta de obra de las y los integrantes del colectivo”.
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