Por: Karina Peralta Garrido
A sus 71 años de edad, y con el respaldo de una exitosa carrera como músico y compositor, el español José Luis Perales reafirma su naturaleza artística, esta vez en el campo de la literatura, con la llegada de su primera novela La Melodía del Tiempo, a la cual él denomina como “mi canción más larga”.
La historia está ubicada en un pueblo de Castilla llamado El Castro que, a pesar de ser ficticio, reúne todas las características de estos sitios dominados por la tradición y la convivencia entre los vecinos que envejecen y se reinventan dentro de dicho territorio.
Así pues, una vez instalados en el lugar que habrá de determinar todo, el libro comienza a tomar forma a través de una historia de amor; Evaristo Salinas, un relojero sordomudo que habita en la población, ha quedado prendado de una joven dulce y tímida llamada Gabriela Rincón. Pronto los personajes, que en un principio parecían planos, van creciendo hasta ser capaces de crear lazos empáticos con el lector. Sin embargo, estas dos figuras son apenas el primer asomo a las historias que están por venir.
Si bien es cierto que, siguiendo la tradición de libros como Los Recuerdos del Porvenir o Cien Años de Soledad, el verdadero protagonista de la historia es el El Castro, en la novela existe una familia cuya voz es la dominante a lo largo de todo el relato, y es que Perales nos invita a conocer los triunfos y las tragedias de tres generaciones de la misma. Por momentos puede resultar confuso el cambio de nombres, ya que el bebé que viste nacer al principio del capítulo, unas páginas adelante estará protagonizando su propio cuento romántico que desembocará, la mayoría de las veces, en un matrimonio con muchos hijos que se transformarán en nuevos personajes.
A pesar del posible conflicto que esto pueda crear en el lector, debido a los saltos temporales y al cambio brusco de personaje principal en cada capítulo, se trata de¡ un libro de lectura sencilla. Y es que uno de los principales aciertos de este debut como novelista, es que renuncia completamente a las pretensiones prefiriendo hacer uso de un lenguaje simple.
Sin embargo, esto no obliga a la narración a desenvolverse por relatos seguros y rosas sino que, con la ayuda de un estilo más bien costumbrista, el autor alcanza a exponer algunos de los problemas de la España del Siglo XX sin resultar amargo o dramático. Ejemplo de esto son los casos de prostitución, suicidio y carencias económicas que se pueden vislumbrar entre los pintorescos habitantes del pueblo. Quizá, el tema que Perales consigue desarrollar con mayor fluidez es el de la Guerra Civil que, en 1936, se desata contra el gobierno de la Segunda República.
No, esta novela no se detiene a enumerar casos de soldados heridos en el frente, pero sí permite que el lector comprenda el impacto que el choque de ideologías puede tener en la vida cotidiana. El golpe de Estado fallido de Franco, arrastra a los protagonistas en un ir y venir de rumores y acusaciones, aleja a los jóvenes enamorados e incluso termina con la vida de algunos familiares. Al final sin siquiera dedicar un amplio espacio a temas que podrían dar material para novelas independientes, el cantautor sale ‘bien parado’ de su incursión en el mundo de las letras.
Por supuesto, no todo puede ser maravilloso y en este caso el mayor tropiezo es la reiteración de ciertas escenas en específico. El encierro voluntario de las madres al perder a sus hijos, el amor al cultivo, entre otras situaciones son tópicos que protagonizan escenas de la novela. Pero, si en su primera mención consiguen tener un fuerte impacto en el lector, al ser repetidas constantemente terminan porvolverse tediosas. También está el hecho de que no siempre es acertado tomar el lado romántico de la vida, existen ciertos acontecimientos que son amargos y que al intentar abordar de una forma poética, Perales vuelve cursis o empalagosos.
“Yo soy un chico de pueblo, y siempre lo fui" explicó el autor, en un video promocional de la editorial Plaza Janés, al hablar sobre la inspiración de la que obtuvo tantas anécdotas. Anécdotas que, al final de la lectura, hacen que esta historia de raíces, amor, soledad, alegría y abandono sea ampliamente disfrutable y recomendable”.
“Los fantasmas de los que vivieron entre esas paredes siguen ocupando su espacio (…) y no seré yo quien los destierre del lugar que ellos eligieron para quedarse”. José Pedraza Salinas (José Luis Perales).
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