Por: Redacción
Como un lector memorioso de autores y temas disímbolos; un poeta que se desenvuelve como pez en el agua en la narrativa y el ensayo; autor que tendía a la desnudez y a lo esencial, y un maestro del texto breve quien logró en sus poemas las síntesis más extremas y depuradas, así fue recordado y descrito el escritor argentino Jorge Luis Borges (Buenos Aires, Argentina, 24 de agosto, 1899–Ginebra, Suiza, 14 de junio, 1986) en una mesa-homenaje organizada por la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República.
En el acto Borges bibliófilo, realizado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con motivo del 30 aniversario luctuoso del autor de El hacedor y El aleph, los escritores Antonio del Toro, Verónica Murguía y Christopher Domínguez Michael recordaron al Premio Miguel de Cervantes (España, 1979) rememorando sus letras plasmadas en cuentos, ensayos y poesía.
El poeta y ensayista Antonio del Toro indicó que Jorge Luis Borges fue “fundamentalmente” un poeta, en cuya obra se encuentran temas y recursos característicos. Agregó que el “maestro del texto breve” utilizó los recursos del ensayo y la narrativa para darle legibilidad y credibilidad a su poesía.
“Borges logró en sus poemas las síntesis más extremas y depuradas. Siempre fue a contrapelo de las corrientes dominantes de la época e incluso al adherirse a ellas, en los años veinte, cuando lo que imperaba eran los sismos y las rupturas, tiene una serie de poemas breves e íntimos contra la prisa de la época y la superstición de lo nuevo”, expuso el miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca.
Para Borges la poesía fue algebra y corazón, constante que hasta el último libro del autor apareció. “Si bien se necesita cierta cultura para comprender al Borges poeta, no es un actor secreto ni esotérico, es un escritor que tiende a la desnudez y a lo esencial, aunque esto sea por cierto el resultado de una complejidad muy trabajada. Él no se pierde en detalles eruditos ni en crucigramas culturales”, apuntó Del Toro.
El Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1996 por Balanza de sombras, también dijo que el autor argentino prefirió abordar lo arquetípico y lo genérico a lo particular o psicológico, puntualizando que la poesía como la vida para Borges es oficio y destino de los hombres, no de dioses.
En su participación, Verónica Murguía señaló que más que poeta y narrador, Jorge Luis Borges fue orgullosamente un lector en cuya obra habla con más constancia de los autores que ha leído. “Más que laberintos, espejos, tigres y espadas, lo que más abundan en las historias de Borges son otros libros que dan pie a todas las narraciones, hasta las más increíbles”.
La narradora e ilustradora comentó que para el Premio Alfonso Reyes (México, 1973) todo era literatura: mala, buena, risible, admirable, quien leía y escribía mucho de la literatura llamada fantástica, que en cada uno de sus cuentos se descubre un mundo.
Por su parte, Christopher Domínguez Michael dijo no tener la menor duda de que Jorge Luis Borges es uno de los grandes escritores del siglo XX en lengua española, esencialmente un poeta.
“Me disgusta escuchar que digan que fue un poeta menor; no lo creo, porque se atrevió a ser voluntariamente pobre, de rimar de manera primitiva. Borges es un caso único en la historia de la literatura, la fama le llegó tarde, lo cual fue bueno para él; es un escritor que sorprendentemente dejó de ser un escritor para escritores y se convirtió en alguien popular”, comentó el ensayista.
Finalmente Domínguez Michael expuso que Borges “tuvo una vida plena en libros y que sus libros están plenos de vida”.
Ensayista, poeta, escritor pero sobre todo icono del mundo intelectual argentino del siglo XX, Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, expresó desde su infancia su deseo de ser escritor. Amante fiel de los libros, fue bibliotecario en Buenos Aires de 1937 a 1945, por lo que alguna vez expuso: “Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”.
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