Por: Mugs Redacción
La vida desde un sentido espiritual es sagrada, aunque algunos la dilapiden y otros la vivan entre lujos, sin darse cuenta de que cada acto es sagrado porque la naturaleza lo es “y la única clave para transformarnos es mediante el amor”, externó Jaime Velasco Luján.
Al presentar su poemario Oriente, cuatro miradas sobre el mundo, en la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el poeta reflexionó sobre la necesidad que tienen los seres humanos de integrarse a su entorno para vivir en armonía.
Esta fue base de la cual partió para escribir sus textos, en los que incluyó una visión religiosa pero vista como un rito, por ejemplo el que se hace al tomar la hostia. En oriente, en cambio, la religión es una forma de vivir asociada a la naturaleza, una vida equilibrada y sin excesos.
Velasco Luján alertó sobre la ausencia de valores de la sociedad moderna e instó a los participantes a leer en un intento por encontrar de manera individual un sentido particular a la existencia del ser y a realizar aportes positivos de carácter social, algo que desea transmitir en el libro.
Berenice Garrido, moderadora en la presentación de la obra, señaló que el poeta partió de haikus agrupados en dos temas: imágenes de la mujer y cantos para niños; “sigue muy marcada esa mirada interior de la sensibilidad budista que llamaría natural. Es el monje que percibe más de lo posible por medio de la brevedad intensa”.
El escritor y coreógrafo Javier Contreras Villaseñor manifestó que la escritura del poeta está arraigada en la tradición romántica, ya que incluye paisajes y una dedicación a la espiritualidad, así como un elogio a la experiencia de la naturaleza; describió el libro como una apuesta poética espiritual y una revuelta contra la banalización del mundo.
“En esta banalización es muy importante la perversión de lo sagrado o de la santidad” y desde la filosofía refirió cómo el mundo contemporáneo está sustentado en la extinción y ubicado en el ámbito del valor, lo que dio paso a una religiosidad pervertida construida con base en los dogmas de la usura.
Contreras Villaseñor considera la obra como una experiencia conmovedora del carácter radicalmente digno de todo lo creado, la experiencia del regalo de la divinidad y del valor inexpulsable.
Frente a la religión espuria del capital, externó, lo que busca es una espiritualidad legítima labrada a través de una manera muy limpia y transparente de vinculación con el mundo. En el cultivo de formas de ascendencia japonesa identificó en el autor la búsqueda de una vida ascética para tener una mirada sin prejuicios.
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