- Guerrero fue insurgente, libertador, militar y presidente de México. Su vida mostró una consistente lucha por lograr la igualdad de derechos para las personas afromexicanas e indígenas.
Por: Redacción/
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), en el marco del Año de la Independencia y de la Grandeza de México, realiza el foro “190 Aniversario luctuoso de Vicente Guerrero. Afrodescendientes en la Guerra de Independencia”.
Como parte de la campaña “Contigo en la distancia”, esta actividad virtual será transmitida por las plataformas contigoenladistancia.cultura.gob.mx, en Facebook @inehrm.fanpage en Twitter @INEHRM y en YouTube en Canal INEHRM el miércoles 10 de febrero, a las 17:00 horas, hora del centro de México.
Participarán en el encuentro académico los investigadores Dolores Ballesteros Páez, Jesús Hernández Jaimes, Gabriela Iturralde Nieto y María Elisa Velázquez, especialistas en el tema.
Vicente Guerrero fue asesinado el 14 de febrero de 1831 en el pueblo de Cuilapám, Oaxaca, sin un juicio legal ni la oportunidad de defenderse. Se había distinguido en la victoria; fue conocido por su arrojo, valentía y habilidades bélicas. Nunca aceptó el indulto propuesto por el virrey Juan Ruiz de Apodaca a cambio de dejar su causa, al contrario, reafirmó su convicción libertaria en su respuesta: ¡La Patria es primero!
Nació en 1782 en Tixtla, cerca de Chilpancingo, en el seno de una familia campesina mestiza. Guerrero fue insurgente, libertador, militar y presidente de México. Su vida mostró una consistente lucha por lograr la igualdad de derechos para las personas afromexicanas e indígenas.
Para la científica social Dolores Ballesteros Ramírez, las representaciones de Vicente Guerrero, insurgente, militar y político afromexicano, recuperan la historia de la población de origen africano en México.
El historiador Jesús Hernández Jaimes ha escrito que para comprender más cabalmente a la insurgencia en el Sur de Nueva España (en referencia a rebeldes mulatos, negros, e indígenas), “hay que prestar atención a sus agravios de diversa índole, ya sean fiscales, agrarios, judiciales, mercantiles, y que la sociedad costeña era, quizá, menos ritualizada”.
En opinión de la antropóloga Gabriela Iturralde Nieto, la historia de las personas africanas en México se remonta al periodo virreinal, cuando en mercados, plazas, iglesias, talleres de trabajo, procesiones, fandangos o cocinas convivieron mujeres y hombres nahuas, otomíes o mayas con españoles de varias regiones, pero también, y de manera importante, con mandingos y wolofs de África occidental y bantúes del centro de ese continente.
Por último, la también antropóloga María Elisa Velázquez señala que en México la afrodescendencia se experimenta de diversas formas y difícilmente se puede hablar de una identidad afromexicana homogénea, por ejemplo, la presencia afrodescendiente en regiones como el Bajío o el Centro de México ha dejado su impronta en el mestizaje, pero en otras regiones como Veracruz, la música y la danza y en general la cultura jarocha la reivindican como fuente creativa.
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