Por: Redacción/
Un viaje por 2 mil años de historia con objetos procedentes de 17 países que desentrañan las raíces y los secretos de una de las formas de pensamiento que más ha influido a Oriente y Occidente, es la exposición Las huellas de Buda, inaugurada la noche del jueves 19 de julio en el Museo Nacional de Antropología.
La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, encabezó la ceremonia de apertura de esta magna muestra que presenta objetos que se remontan al siglo I y que se suma al programa de exposiciones internacionales como Rojo Mexicano. La grana cochinilla en el arte; Frobenius. El mundo del arte rupestre; Híbridos, el cuerpo como imaginario; Caravaggio. Una obra, un legado; Leonora Carrington. Cuentos mágicos; Vaticano: de San Pedro a Francisco; Tesoros de la Hispanic Society of America, entre muchas otras, con las que la Secretaria de Cultura trae lo mejor de arte y la cultura del mundo al público mexicano.
Estuvieron presentes en el acto inaugural: Michael Govan, director del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles; Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia; Aida Castilleja, secretaria técnica del INAH; José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH y Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología.
María Cristina García Cepeda dijo que esta exposición documenta en la diversidad de las artes de Oriente la influencia del budismo para narrar su mensaje de ética para la humanidad y su sendero de reflexión y camino hacia la inmortalidad.
Estamos ante las huellas de Buda vistas por el arte y la cultura, afirmó la secretaria de Cultura, y destacó la colaboración con el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y el Museo de Arte de Nueva York para mostrar con esta exposición un espejo del humanismo.
Precisó que los objetos reunidos conforman un mapa cultural que traza la ruta que los creadores, académicos, pensadores y filósofos han recorrido en la búsqueda del equilibrio del ser humano en la Tierra y que en esta exposición subrayan el compromiso de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República para establecer un diálogo con las culturas milenarias del mundo, un reconocimiento a la diversidad, a la inclusión, a la identidad del otro.
“Reconocemos también el apoyo de los coleccionistas mexicanos, quienes han facilitado obras a esta muestra, así como a la Casa Tíbet en México, por su entusiasmo y compromiso. Recibimos en Las huellas de Buda, los vestigios y las luces que han tejido a lo largo de los siglos una manera de entender y explicar el mundo”, agregó María Cristina García Cepeda.
Michael Govan director del LACMA refirió que esta exposición es producto de la profunda colaboración con México y recordó que ahora mismo se exhibe en el recinto de Los Ángeles la exposición sobre Teotihuacan.
“Esta exhibición no se ha visto en ninguna parte del mundo como en México y para nosotros es un orgullo recibirla en Estados Unidos tal como será presentada por la museografía de México. El budismo sigue vigente y nos puede ayudar a afrontar muchos de los retos que tenemos como sociedad”.
Durante el recorrido inaugural los asistentes conocieron a través de las diversas secciones de la exposición piezas como la escultura El Buda, el elefante y el mono, proveniente de Tailandia, o el relicario de la dinastía Goryeo, de Corea, así como el tapiz de seda del periodo Meiji, de Japón.
También destacan piezas como la escultura del Discurso de Buda a Indira, proveniente de Paquistán en el Siglo II; el relieve Buda predicando sobre una criatura alada, del siglo VIII, de Tailandia y también, de esa nación, la escultura de cobre La verdad del sendero, del siglo VIII.
En los simbolismos plasmados en las piezas el público conoció el llamado Óctuple Sendero predicado por el Buda Shakyamuni y que consiste en la visión correcta, intención correcta, habla correcta, acción correcta, forma de vida correcta, esfuerzo correcto, atención correcta y concentración correcta.
Otras piezas notables de la muestra son la escultura Un Buda, que representa el sermón de las Cuatro Nobles Verdades y proveniente de Indonesia del 825 antes de Cristo, así como la pieza traída del Centro del Tíbet llamada Los cuatro inconmensurables, del siglo XI
Diego Prieto, director del INAH, celebró esta colaboración entre el Museo Nacional de Antropología y el Museo LACMA, dos recintos, dijo, hermanados por la cultura mexicana y que en esta ocasión se ocupan de difundir los vestigios de una tradición que es seguida por casi la mitad de la población mundial.
“En un momento en el que necesitamos más referentes de hermandad esta exposición nos muestra la capacidad del budismo para adaptarse a las diversas culturas y reflejar las enseñanzas de cada lugar del mundo a donde ha llegado esta tradición y pensamiento con su de mensaje tolerancia”.
Agregó que estas piezas están datadas desde el siglo I antes de nuestra era y hasta el siglo XIX, teniendo como esencia la sabiduría y la compasión que comprende que el sufrimiento de los otros es tan importante como el nuestro.
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