Por: Redacción
La noche de este miércoles 1 de junio se inauguró la exposición José Luis Cuevas: obras gráficas en el Instituto Cultural de México en esta capital francesa, con el apoyo del Embajador de México en Francia, Juan Manuel Gómez Robledo. La muestra es posible gracias a Mariana Cuevas, quien facilitó 51 obras entre litografías y dibujos de su colección privada. Cada una de las obras recrea momentos de intensa emoción.
La exposición con cuadros de José Luis Cuevas (Ciudad de México, 26 de febrero de 1931) remite a la infancia de Mariana Cuevas, así como a sus años de adolescencia, su vida de familia, junto a sus padres y sus hermanas Ximena y María José.
La litografías que se muestran a partir de hoy y hasta el 12 de agosto pertenecen a la colección que originalmente era más amplia y que integraron Bertha Riestra de Cuevas (madre de Mariana Cuevas y anterior esposa del artista), y su padre José Luis, quienes a lo largo de 30 años de trabajo reunieron obras gráficas como parte de un legado artístico para sus hijas. La labor se detuvo en el año 2000, cuando falleció Bertha Cuevas; la colección fue dividida en tres partes con la intensión de dejar cada una de ellas a Mariana, Ximena y María José.
Las obras de esa herencia se muestran al público por primera vez en 40 años. La exposición evoca la vida íntima de la familia, al mismo tiempo que se entrelaza con los grandes momentos en la vida del artista, quien marcó una etapa importante de las artes plásticas en América latina y México. El artista plástico formó parte de la llamada generación de la Ruptura.
La exposición abre con un dibujo original de 1962 que representa a Mariana Cuevas a la edad de seis años y luego transcurre de forma cronológica a través de 51 piezas.
Cada obra recuerda a un lugar visitado por el artista mexicano: de San Francisco a Los Ángeles, pasando por España y finalmente París. Las litografías muestran la riqueza de referencias icnográficas fuertemente influidas por la literatura. Sus cuadros aluden Dostoievsky, Kafka, Quevedo y Góngora. Y entre los franceses: Victor Hugo, el Marqués de Sade, Balzac y los simbolistas, Rimbaud, Verlaine y Baudelaire, de quien se inspiró para hacer su serie Las flores del mal en los años cincuenta.
A mediados de los setenta, José Luis Cuevas ya era un artista consagrado y reconocido en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, y es estonces cuando emprende un viaje a Francia, junto con toda su familia.
A 40 años después de la gran retrospectiva que le consagró el Museo de Arte Moderno de París en 1976, el Instituto Cultural de México presenta estas obras maestras.
De acuerdo con un itinerario cronológico, la exposición se desenvuelve a lo largo de cuatro secciones que ilustran las diferentes etapas de la evolución artística del artista. En ocasiones erótica y melancólica, en la exposición se pueden apreciar varias obras de principios de los años sesenta, como su serie de litografías Recollections of Childhood que ilustra Cuevas on Cuevas, su primera autobiografía. O la serie Cuevas Charenton, inspirada en la obra del Marques de Sade, que se acompaña de las litografías de la seria Homenaje a Quevedo realizadas en Los Ángeles, California, en el año 1969, año en que Carlos Fuentes publicó su libro El mundo de José Luis Cuevas.
De 1976 a 1978 -tiempo en que el artista se instaló en los suburbios de París con su esposa Bertha, y sus tres hijas, José Luis Cuevas se encontró con destacados personajes del mundo de la cultura como el poeta surrealista Philippe Soupault, el escritor y crítico de arte Jean Cassou, el fotógrafo cubano Jesse Fernández y el escritor Carlos Fuentes, entonces Embajador de México en Francia.
En entrevista con la Secretaria de Cultura, Mariana Cuevas dijo que la idea de “hacer una exposición con la obra inédita de mi padre surge a raíz de una platica que tuve con Estefanía Fuentes, la actual agregada cultural del Instituto Cultural de México, en donde coincidimos que hacía tiempo que la obra de mi padre no era expuesta y que sería un gran momento mostrar mi colección personal a más de 40 años de su primera retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de París.”
“Para mí, esta exposición representó un reto muy personal, porque si bien la exposición muestra las diferentes etapas de la obra de mi padre, también es una lectura de mi vida íntima”, expresó Mariana Cuevas.
La hija del artista, quien actualmente reside en París, señaló que para la curaduría de este proyecto “se escogieron 51 obras de las 155 que poseo, y en las que traté de escoger las más significativas. Aquellas que de alguna manera también reflejaran mi propia vida, mi vida en familia con mi padre y mis hermanas, intentando escoger obras que, por supuesto, también hicieran un homenaje al paso de mi padre por París y la influencia que tuvo esta ciudad en su obra plástica de los años setenta.”
“Para mí –agregó– la obra más fuerte y más representativa es la del pequeño dibujo que me hizo cuando tenía seis años, porque no sólo es el único dibujo expuesto, es también un objeto que he guardado conmigo como una reliquia valiosísima.”
“Exponer la obra de José Luis Cuevas en París supone para mí una oportunidad fantástica y necesaria, que rinde un homenaje al legado de mi padre, a su amor por esta ciudad, y en la cual me encantaría que estuviera presente con todos nosotros para verlo” concluyó Mariana Cuevas.
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