Por: Luis Fernando Meneses

El 18 de septiembre del 2000, México obtuvo una postal que quedaría en la memoria de muchos mexicanos por siempre, pues la deportista especialista en halterofilia, Soraya Jiménez Mendivil, lograba la primera medalla de Juegos Olímpicos, proeza con la que logró inmortalizarse en nuestro país, pese a que falleció hace tres años.

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Es de llamar la atención la historia de cómo llegó a esta disciplina y es que luego de pasar una infancia tranquila y relativamente normal con su hermana gemela, pasó a practicar junto con ésta un deporte en el que no embonaba del todo debido a su estatura, el básquetbol.

Desde muy temprana edad, la legendaria atleta mexicana mostró un gran interés por el deporte, ya que practicó bádminton y natación, además del baloncesto, deporte por el que se había decidido de los tres anteriores, sin embargo, y como prueba de que nada está decidido jamás, su destino no era quedarse en esta disciplina.

Jiménez Mendivil era de baja estatura para practicar de manera idónea el básquetbol, mas su entrenador, Ignacio Fuentes, le aconseja ir al gimnasio para hacer pesas, esto con la finalidad de que no la golpearan tanto en el que era hasta entonces su deporte predilecto.

De a poco, Soraya Jiménez se fue inclinando a practicar el levantamiento de pesas y no porque fuera una pasión para ella, sino porque gustaba de contemplarse en el espejo y notar que su cuerpo estaba siendo moldeado como ella quería.

Ganó distintos torneos de poca importancia hasta 1996, cuando consiguió subirse a lo más alto del podio en el Torneo Internacional Simón Bolívar en Carúpano, Venezuela, esto luego de levantar un total de 170 kilogramos, marca que también era un récord para nuestro país.

A partir de entonces, ganó distintos certámenes en los que compitió alrededor del mundo y luego de que en 1997 el Comité Olímpico Internacional (COI), aprobara la participación de las mujeres en halterofilia como un deporte Olímpico, Jiménez Mendivil tomó como un reto personal clasificarse a la máxima justa deportiva más próxima, es decir, en Sídney, Australia en 2000.

Su apogeo llegó en el inicio del Siglo XXI, gracias a que acumuló un total de 222.5 kilos levantados en la prueba de los Juegos Olímpicos de Sídney, logrando así la primera medalla de oro para una mujer mexicana, situación que sorprendió a propios y extraños por la disciplina de la que se trataba.

Infortunadamente y como prueba de que nadie es inmune a las desgracias, la salud de la mujer originaria del Estado de México vino en declive y jamás se pudo recuperar. Dentro de su historial clínico se encuentran:

  • 14 operaciones en su pierna izquierda.
  • Tres cuadros de influenza, entre los cuales destaca uno de tipo A/H1N1, el cual la hizo caer en coma.
  • Le fue extirpado el pulmón derecho en 2007.
  • Lesiones en rodillas, codos y muñecas.
  • Diversos infartos.
  • Además, medios de comunicación como La Jornada, dieron por hecho que la atleta mexiquense tenía problemas con el alcohol.

Asimismo, Soraya se vio envuelta en algunos escándalos en torno a su carrera deportiva:

  1. En 2002, un supuesto positivo en un control antidopaje en el Panamericano de la especialidad en Venezuela, hizo temblar a la mexicana, ya que además, tenía en su contra a la entonces presidenta de la Federación Mexicana de Levantamiento de Pesas, Martha Icela Elizondo, debido a que jamás llevaron una buena relación.

Finalmente, esta situación terminó con una exoneración de parte de la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas, situación en la que Mario Vázquez Raña, intervino de manera oportuna en favor de la deportista, situación tras la cual, Jiménez aseguró que estaría agradecida con él durante el resto de sus días, ya que lo consideraba un padre.

2. El segundo de sus manchas durante su carrera, se presentó ese mismo año, ya que fue acusada de presentar documentación falsa que la acreditaba como estudiante de la licenciatura de administración de empresas, ya que pretendía participar en el Campeonato Mundial Universitario de 2002, que se realizó en Turquía.

Ante tal acusación, Soraya se defendió diciendo que fue Icela Elizondo quien presentó tales documentos para arruinarle el viaje.

Fuera de estas incómodas situaciones, Jiménez Mendivil es un ejemplo a seguir, deportivamente hablando, ya que fiel a su carácter de acero, y su objetivo de querer romper ‘tabúes’ en cuanto a la halterofilia como un deporte exclusivo para varones, logró superar la misoginia.

Esta discriminación llegó a tal grado, que en varias ocasiones tuvo que entrar a escondidas al Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), para entrenar en el gimnasio.

Una historia de aciertos y fallos, victorias fracasos, terminó el 28 de mayo de 2013, ya que la medallista olímpica sufrió un infarto al miocardio, sin embargo, será una referente del deporte mexicano como muestra de esfuerzo, perseverancia y éxito.

Referencia.

  • Soraya Jiménez: Su tragedia (*), Proceso, Revista electrónica, http://www.proceso.com.mx/337498/soraya-jimenez-su-tragedia-2, consultado el 28 de marzo de 2016 a las 2:00 am.
  • Fallece de un ataque al corazón la medallista Soraya Jiménez, La Jornada, Medio electrónico, http://www.jornada.unam.mx/2013/03/29/deportes/a13n1dep, consultada el 28 de marzo de 2016 a las 2:15 am.
  • Apuntes que no sabías de Soraya Jiménez, Excelsior, Medio electrónico, http://www.excelsior.com.mx/adrenalina/2013/03/29/891374, consultada el 28 de marzo de 2016 a las 02:30 am.