Por: Redacción/
Sin descuidar sus presentaciones en teatros o festivales, ni sus talleres para niños y grupos vulnerables, la Compañía de Danza Contemporánea Danzarena de la ciudad de Chihuahua no ha descansado de sus investigaciones sobre el cuerpo y la creación coreográfica.
Cynthia Aguirre, su directora, refiere que no ha cejado como maestra desde 1997, cuando volvió de La Habana, Cuba. A partir de entonces invita a egresados de algunos centros de capacitación dancística para investigaciones y entrenamientos en lenguaje contemporáneo.
“Hace 22 años decido fundar la compañía con el interés de hacer germinar la danza contemporánea en el estado de Chihuahua, donde me doy cuenta de que no hay mucha vida con este respecto” apunta.
En ese mismo año, la directora artística se benefició con la beca estatal David Alfaro Siqueiros para llevar en el norte del estado algunos proyectos sobre investigación de movimiento en el tema de creación coreográfica, con la obra Los desiertos florecen, la cual fue presentada en municipios como Cuauhtémoc y Delicias.
Asegura que en los últimos años las actividades de la agrupación se han centrado, también, en llevar la danza como una forma terapéutica del lenguaje y las formas de comunicación para niños autistas en Chihuahua.
“A partir de ahí, el entrenamiento no ha parado, y las obras y las producciones tampoco; seguimos trabajando año con año en creaciones y propuestas nuevas”, indica.
Los ocho integrantes del grupo también han realizado diferentes giras con presentaciones en festivales o encuentros coreográficos de Monterrey, Torreón y Durango, lugares con bastante vida dancística.
Igualmente, asegura que la compañía trabaja con el performance y el lenguaje en las artes nuevas.
Refiere que la compañía trabaja actualmente con el maestro Rubén Ortiz; como resultado de ello, surgió Mejor desnudos, obra con una duración de entre dos y cuatro horas y eventos dramatúrgicos muy interesantes de principio a fin, la cual, además de presentarse en varios sitios de México, fue llevada a París, Francia.
“Es una pieza con historia: en 2009 tuve la fortuna de trabajar con dos creadoras más de Chihuahua en talleres transversales, en Pachuca, Hidalgo, y con la directora y dramaturga española Angélica Liddell, con cuyas metodología y filosofía del arte hicimos algunos ejercicios de los cuales surgió Mejor desnudos”, comenta.
Esta va construyéndose con las preguntas que los actores detonan y las respuestas del público para decidir si se une a ellos y sube al escenario, para juntos construir una pieza que los enfrenta a quienes permanecen sentados.
“Preguntamos a los espectadores si están dispuestos a despojarse de su ropa para vestir a otros; si lo hacen, nos desnudamos en el escenario y comenzamos un diálogo… No quiero decir de confrontación, sino de discursos nuevos entre el espectador y quienes subimos a escena o nos situamos frente a él”, explica.
Por último, señala que en esta obra no solo se trabaja con la desnudez física, sino también emocional, ya que los espectadores y los actores abren y comparten sus experiencias dolorosas en el escenario.
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