Por: Aldo Herrera y Gustavo Ferreyra
En el pueblo de Santiago Tianguistenco, Estado de México, el día de muertos se convierte en una gran fiesta, por las calles del pueblo se ven las tradiciones arraigadas que tiene su gente. Los niños disfrazados de catrines, calabazas, diablitos y superheroes piden su “calaverita” y llenan de dulces o dinero sus calabazas.
Entre la vendimia, las flores y el olor a copal, las casas y los panteones del pueblo de Santiago mantienen viva esta fiesta. Las personas dan un paseo por el mundo de los vivos con sus familias, para festejar a sus muertos dos días.
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