Por: Roberto Barco Celis y César Dorado/
Pese a las adversidades, la décima edición del festival Hell And Heaven pasará a la historia, pues no sólo la presentación de Manowar, quien tuvo su primera vez en México fue motivo de recordarse, sino también el gran ambiente que generó su público al entregar toda su energía a las bandas y establecer una hermandad en donde se brinco, gritó, pateo y cantó.
Desde el inicio, el público se solidarizó con las bandas emergentes, estando ahí, escuchando con atención e invitando a todos al slam, donde también se incluyeron los propios vocalistas de la banda mexicana Tanus y Alex Martel, cantante de la banda canadiense Deadly Apples.
A pesar de los problemas de audio que presentaron algunos grupos, entre ellos Phil Anselmo and the Illegals y la banda japonesa Luoudness, el público metalero no dejó de cantar cada una de sus rolas.
En su décimo aniversario y pese a la cancelación de bandas por prevención del COVID-19, el Hell And Heaven se mostró firme y seguro, donde su público más allá de sólo escuchar música, logró ser parte de todo el festival, recargando cada rincón del foro Pegaso con ese buen ambiente que hacen los fanáticos mexicanos del metal, esta vez fueron el alma de la fiesta.
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