Por: Redacción/
Por su aportación al legado artístico y cultural de México, el arquitecto Francisco Serrano (Ciudad de México, 30 de octubre, 1937) recibió la Medalla Bellas Artes de Arquitectura 2018 en ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Acompañado de familiares, colegas, clientes y amigos, el galardonado no escondió su emoción. “Siempre digo lo mismo y después lloro. Pero de verdad, en este caso recibo y agradezco esta medalla que me honra. Son más de 58 años de trayectoria. Carajo, son un madral de hacer arquitectura”.
El creador, miembro de la Sociedad de Arquitectos de México AC, compartió que para él la arquitectura es testigo insobornable de la historia, que como decía Octavio Paz, trasciende a su tiempo y se vuelve testimonio de una época.
“Hacer arquitectura es construir un espacio imaginado a través de formas que lo delimitan, en un proceso no siempre exento de sorpresas, teniendo como fin último sólo la obra, no quién dijo qué o quién dijo cómo.
“La arquitectura da abrigo a las necesidades del hombre, físicas y espirituales, cuando acierta emociona y se convierte en arte. Es un maravilloso quehacer que me ha permitido ser y servir no sólo a mis clientes sino a mis amigos”.
El también Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Bellas Artes 2003, apuntó que la arquitectura es un arte que permite, acepta y solicita la colaboración con otras disciplinas y sus actores como ingenieros, sociólogos y antropólogos. “Sin su participación mucho de lo que se ha realizado no hubiera sido posible ni reconocible”.
Francisco Serrano describió como afortunada su experiencia, pues se le ha brindado la oportunidad de trabajar “al tú por tú” con grandes arquitectos de este país, como Teodoro González de León con quien realizó un sinnúmero de proyectos durante más de 30 años.
El hombre reconocido como uno de los principales exponentes de la arquitectura mexicana contemporánea, se refirió en su discurso a la obra pública, la cual, expuso, muchas veces no se ha realizado correctamente. “Debe ser arquitectura de gran calidad, que enorgullezca no sólo a los que la realizan y sus usuarios, sino al gran público que las convierte en símbolo”.
En la parte final de su discurso dijo mirar al futuro con entusiasmo. “Me ilusiona imaginar que algunas de las obras sean testimonio de nuestro tiempo y cultura, me siento muy orgulloso cuando oigo opiniones favorables de gente que no sabe quién soy.
“Nosotros los arquitectos debemos ser hombres en nuestro tiempo, actores de un mundo global, construyendo con los medios a nuestro alcance aquí y en otros países, reflejando la cultura de la que formamos parte, la cultura mexicana”, puntualizó.
La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lidia Camacho, se refirió a Serrano como miembro de una dinastía de notables arquitectos, quien desde muy joven descolló con sobrado talento y meritos propios entre los principales exponentes de la arquitectura mexicana contemporánea.
“El arquitecto Serrano ha forjado una trayectoria profesional, prolífica y diversa que abarca proyectos de vivienda, salud, cultura, industria, comercio, corporativos de oficinas y planes de desarrollo urbano.
“Su arquitectura ha sido descrita como firme y vigorosa, a la que los especialistas señalan rasgos distintivos, como su tendencia a la volumetría, a los cilindros, los pórticos de concreto, sus planos inclinados, sus columnas de tabique aparente y los escaparates de vidrio”.
Destacó que varias de sus obras han sido merecedoras de los más importantes premios y reconocimientos tanto en México, como en el extranjero, y que a menudo se le menciona como uno de los protagonistas que han perfilado la modernidad de la arquitectura mexicana junto a personajes prominentes como Teodoro González de León.
“Para Serrano, la arquitectura es una profesión de servicio, donde lo relevante no es el autor sino la calidad de la obra, su impacto social y ecológico. Como ferviente impulsor del trabajo grupal, realiza una arquitectura alejada de cualquier tipo de moda pero que incorpora las tecnologías de punta persiguiendo el bienestar humano y la sostenibilidad en todos sus aspectos”, concluyó Lidia Camacho.
En la ceremonia de entrega, realizada la noche del 20 de junio, los arquitectos José Luis Cortés, Felipe Leal, Miquel Adrià y David Fernández coincidieron en describir a Francisco Serrano como un personaje distinguido y ciudadano ejemplar, cuya obra es un referente obligado en la historia de la Ciudad de México del siglo XX.
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