Por. Redacción/
La exposición Esencias, riquezas y secretos del Museo Regional de Guadalajara, 100 años custodiando el patrimonio marca el inicio de los festejos que se llevarán a cabo a lo largo del año con motivo del centenario del recinto jalisciense que cumplirá el próximo 10 de noviembre. La muestra incluye un total de 178 objetos, entre los que destaca un brasero Tláloc, el cuadro Santa Teresa del pintor novohispano Luis Juárez y el Escudo del Imperio de Agustín de Iturbide, que dan cuenta de la riqueza y diversidad de las colecciones que alberga.
En representación del antropólogo Diego Prieto, director general del INAH, acudieron José Enrique Ortiz Lanz y José Muñoz Bonilla, coordinadores nacionales de Museos y Exposiciones y de Centros INAH, respectivamente, quienes durante la inauguración de la exposición señalaron que la fortaleza de este museo radica en que ha sabido balancear la investigación, conservación y difusión del patrimonio cultural que resguarda.
Agregaron que la actividad de un recinto museístico durante 100 años significa un esfuerzo cotidiano, que ahora celebra con la apertura de esta muestra, la cual marca el inicio de un conjunto de actividades que se prolongarán hasta febrero de 2019 y que contemplan eventos culturales, conciertos, presentaciones de libros, ciclos de cine, encuentros de literatura, seminarios, coloquios, congresos y exposiciones temporales, así como la develación de una placa conmemorativa del centenario.
El historiador Roberto Velasco, director del Museo Regional de Guadalajara (MRG), y la curadora Adriana Cruz Lara, integrante del Departamento de Investigadores del recinto, responsables de la muestra, precisaron que la exhibición muestra lo mejor de sus acervos de paleontología, arqueología, historia, etnografía, pintura y fotografía.
El espacio museístico, fundado el 10 de noviembre de 1918 por el museólogo Juan Ixca Farías y Álvarez del Castillo (1873-1948), reúne 38 mil números de inventario, destacando la pinacoteca con obras de los siglos XVII al XX, lo que habla de una de las colecciones más ricas del país.
Adriana Cruz Lara relató que la exposición, montada en la Sala de Arqueología, Otto Schöndube, del MRG, tiene cinco núcleos temáticos que muestran la labor que ha desarrollado esta institución a lo largo de un siglo: “Obras fundacionales”, “El patrimonio recuperado”, “Proyección a otras latitudes”, “Colecciones reveladas” e “Íconos”.
“En cada uno de estos módulos entran en diálogo piezas de las grandes colecciones del museo. En el primero se hace referencia a la historia del recinto y se presentan algunos de los objetos recolectados por Ixca Farías, primer director del museo, con los que se inauguró hace 100 años. Desde su inicio, las colecciones tuvieron un carácter ecléctico y con una inclinación a las bellas artes, aunque también se dio importancia a las piezas etnográficas, históricas y paleontológicas”.
Por ejemplo, hay algunos fragmentos de árboles petrificados provenientes de los poblados de Atoyac, Sayula y Teocaltiche; también la trilogía de El vaquero, El valiente y El vaquero llamando al ganado, piezas atribuidas al taller de Pantaleón Panduro. Asimismo, objetos históricos como una máquina de coser y sellos para lacre, y pinturas como La flagelación, de Pedro Ramírez, del siglo XVII.
La segunda sección da cuenta de cómo el museo ha sido un agente activo en la recuperación, salvaguardia y conservación del patrimonio cultural. En él se presentan obras pertenecientes a un lote de pinturas del siglo XIX, entre las que destacan La niña de la canasta y El divino rostro, de autores desconocidos. También se exhibirán algunas esculturas etnográficas como El jinete a caballo y Vendedora de frutas; y piezas arqueológicas que son producto de decomisos, como un cajete policromo maya del periodo Clásico (200-500 d.C.) y un vaso cilíndrico trípode, de la cultura teotihuacana, del Clásico (200-900 d.C.).
El tercer módulo, “Proyección a otras latitudes”, incluye piezas que han sido solicitadas para viajar a exposiciones nacionales e internacionales. Es el caso de la pintura de Cristóbal de Villalpando, La Asunción, que estuvo en la muestra Identidades compartidas, pintura de los reinos, exhibida en el Palacio Real de Madrid, España; Las bañistas, de Gerardo Murillo, Doctor Atl, que recientemente viajó a Lyon, Francia, para participar en la exhibición dedicada a los Modernos.
Asimismo, piezas arqueológicas que fueron parte de exposiciones como Arte funerario del Occidente de México e Imperio Azteca; y cerámica de Tonalá que se exhibió en Arte mexicano, en Pennsylvania. Destacan el Escudo del Imperio de Iturbide y una pieza etnográfica: El perro alcancía.
“Colecciones reveladas” es la cuarta sección donde se incluyen obras que habían permanecido en el depósito de colecciones y otras que se han exhibido esporádicamente, entre ellas tres escenas sobre la vida de la Virgen, atribuidas al pintor italiano Luca Giordano. También hay unas miniaturas de cigarreras y alhajeros, que tuvieron un uso doméstico entre la sociedad decimonónica. Asimismo, se exhibe un brasero Tláloc, algunas colecciones de paleontología como la mandíbula de un gonfoterio y el conglomerado de moluscos bivalvos, e indumentaria de los grupos étnicos de Jalisco, como el traje de tastoan.
La exposición cierra con la exhibición de los íconos del museo, obras emblemáticas como el cuadro Santa Teresa, del pintor novohispano Luis Juárez, y el Retrato de Doña Tranquilina Vidrio, del siglo XIX, entre otras piezas alusivas a la sociedad mexicana que empieza a emerger después de la Independencia, ya que anteriormente sólo se hacían retratos de las jerarquías eclesiásticas y civiles.
Asimismo, se presenta el cráneo de rinoceronte, considerada la pieza más antigua del museo; el hacha antropomorfa con elementos de la cultura olmeca encontrada en Etzatlán, Jalisco, además de piezas históricas como la pila bautismal de mediados del siglo XVIII.
El Museo Regional de Guadalajara forma parte de la red de museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ubicado en un antiguo edificio del Centro Histórico de la capital jalisciense, construido en el siglo XVII para ser sede del Seminario Conciliar de San José.
Al estallar la Guerra de Independencia, la edificación se ocupó como cuartel militar y un año después como prisión. Tras la expedición de las Leyes de Reforma, en 1857, se convirtió en biblioteca. Durante la época porfirista fue liceo para varones.
El 10 de noviembre de 1918, a instancias de Ixca Farías y Jorge Enciso, se transformó en el Museo de Bellas Artes, Etnología e Instrucción de Bellas Artes. Desde 1939 depende del INAH.
La exposición Esencias, riquezas y secretos del Museo Regional de Guadalajara, 100 años custodiando el patrimonio permanecerá hasta el próximo 9 de julio. El recinto se ubica en la calle Liceo 60, zona Centro, Guadalajara. Horario: martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas. Costo: 60 pesos, estudiantes, maestros y personas de la tercera edad están exentos de pago.
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