Por. Redacción/
“Entrañable, generosa e incansable”, fueron las palabras y los calificativos con los que amigos, familiares y colegas de la historiadora Isabel González Sánchez (1936-2017), le recordaron en un conversatorio y homenaje póstumo realizado en la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La actividad en honor a “Chabelita”, como la investigadora nacida en Azcapotzalco prefería que la llamasen, fue inaugurada por María Eugenia del Valle Prieto, titular de la DEH, y contó con la participación de destacados historiadores y académicos del INAH y de otras instancias, como Rodrigo Martínez Baracs, María del Carmen Reyna, Luis Barjau y Consuelo Maquívar, entre otros.
La historiadora María del Carmen Reyna rememoró algunos pasajes de la vida de una persona a la que, dijo, conoció primero por su acucioso trabajo académico y luego en persona, toda vez que hacia 1964, cuando ella misma se desempeñaba en el instituto como correctora de pruebas de impresión, revisó el que sería el primer artículo publicado por “Chabelita”, que llevó por título Visita a antiguos cascos y haciendas de Tlaxcala.
Aquella publicación de junio de 1964, correspondiente al Boletín No. 32 del INAH, recogía la investigación, las fotografías y la experiencia de campo acumulada por Isabel González en un viaje realizado por sus propios medios, el cual se vería acompañado por la presentación, en ese mismo año, de su tesis de licenciatura: Situación social de indios y castas de las fincas rurales en vísperas de la Independencia.
A ello siguió una fructífera trayectoria de más de cinco décadas dentro del INAH, específicamente en la DEH, instancia que conoció desde su orígen y en la que colaboró con sus principales fundadores y promotores: Wigberto Jiménez Moreno y Enrique Florescano Mayet.
“‘Chabelita’ fue una colega entrañable que no solo acudía a uno para orientarle y proporcionarle información en torno a una investigación, sino que a la par solicitaba datos y referencias bibliográficas de sus alumnos y asesorados. Con ella existió siempre un intercambio recíproco de información, cuyo afán era interpretar y conocer los avatares padecidos por la población menos favorecida de la Nueva España”, recordó el historiador Armando Alvarado.
Luego, al tomar la palabra, el profesor-investigador de la DEH, Rodrigo Martínez Baracs, resaltó que la pasión de Isabel González Sánchez por la historia de México fue anterior a su ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, toda vez que desde su infancia en Azcapotzalco entró en contacto con destacados académicos que le incentivaron y facilitaron lecturas.
Uno de ellos, amigo de su tío, fue Robert Barlow —discípulo literario del escritor estadounidense de ciencia ficción y horror, Howard Phillips Lovecraft— quien, asentado en México y en Azcapotzalco desde los años 40, se convertiría más tarde en uno de los más prominentes antropólogos, etnohistoriadores y nahuatlatos del país.
Martínez Baracs añadió que bajo la tutela de Wigberto Jiménez, quien cuando “Chabelita” contaba con 22 años de edad le encargó su primer trabajo dentro del INAH, consistente en la clasificación de una vasta colección de documentos en microfilm del periodo colonial, fue que ella pudo definir el hilo conductor de sus investigaciones.
“Su obra tiene un centro fundamental que es el trabajo en los medios rurales durante el siglo XVIII, es decir, los abusos físicos, la condición salarial o esclavista de muchos grupos humanos y castas en el centro, el norte y el bajío novohispano. Estudió y difundió incontables documentos que nos llevan a los orígenes del movimiento independentista”.
De esta forma, el investigador de la DEH no dudó en calificar a la autora de obras como Haciendas, tumultos y trabajadores: Puebla-Tlaxcala, 1778-1798 (1997) y Haciendas y ranchos de Tlaxcala en 1712 (1969), como una pluma que, desde la investigación académica, dio continuidad al trabajo de connotados investigadores del siglo XIX, como Lucas Alamán y Joaquín García Icazbalceta, y del siglo XX, como Silvio Zavala, Robert Barlow y el propio Wigberto Jiménez Moreno.
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