Por: Redacción
A cinco años del fallecimiento del escritor Eliseo Alberto Lichi (Arroyo de Naranjo, Cuba, 10 de septiembre, 1951–Ciudad de México, 31 de julio, 2011), su hija María José Diego y los escritores Maruan Soto Antaki, Julio Patán y Julio Trujillo, se reunieron para recordar al novelista, cronista, periodista, guionista y memorialista, pero también al “tipazo” que tenía gusto por la cocina y quien hacía que pasaran historias alrededor suyo, aunque no estuviera.
“Aquí estamos papá… Estamos tus lectores, quienes no le permitimos a la memoria olvidarte y seguimos leyendo una y otra vez tus letras, como quien acomete una guerra contra el olvido y nos aferramos a ese piano que alguien toca detrás del horizonte. Están, estamos, tus colegas, quienes parecemos haber confabulado contra el tiempo para que no pase en vano. […] Seguimos citándote, recurriendo a ti cuando el silencio no encuentra cómo hacer ese ruido”, dijo María José Diego al autor de Informe contra mí mismo.
En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Maruan Soto Antaki mencionó del escritor de origen cubano y naturalizado mexicano sus clases en el Centro de Capacitación Cinematográfica, los relatos de sus historias y sus encuentros en casa en las que había charlas, música y comidas en las que alguna vez expresó: “Hay dos tipos de cubanos, los que saben escribir, y los que saben bailar, y yo no sé bailar”.
El también colaborador en medios escritos y electrónicos compartió que de Eliseo Alberto aprendió que las historias, ya sean películas o novelas, surgen de una pregunta y se pueden contar con sólo tres personajes.
De Eliseo Alberto, ganador en el año 2000 del Alfaguara Infantil por En el jardín del mundo, también rememoró por ser un autor con humor y un conversador que seducía.
En tanto, el director de Alfaguara, Julio Trujillo, describió a Eliseo Alberto como un hombre orquesta que escribió toda su vida, cuya primera virtud fue haber sido poeta. “Su relación con la palabra no era caprichosa ni de golpe de inspiración, sino una disciplina diaria. Él tenía una prosa grácil, una escritura amable para ser releída”.
Agregó que la prosa del homenajeado presenta rachas liricas constantes, atravesada de música todo el tiempo. “Siempre tenía algo que contar, no se iba por las ramas, hablara de lo que hablara contaba anécdotas o historias, por eso tenía a su público hechizado, siempre contaba la historia de alguien o su propia historia”, apuntó.
Por su parte, Julio Patán calificó a Lichi como un autor extraordinario y de las grandes plumas en periódicos y revistas en México. Coincidió que el humor está presente en todo su trabajo, especialmente el periodístico, pero no como un aderezo, sino como materia prima en el sentido profundo y fuerte.
La velada en la que se proyectó un fragmento del documental En un rincón del alma, dirigido por Jorge Dalton, el cual incluye las últimas imágenes de Eliseo Alberto antes de fallecer, concluyó con unas palabras del escritor Jorge F. Hernández, a las que dio lectura Julio Trujillo.
“Queda prohibido olvidar a Eliseo Alberto y la mejor manera de seguirle la sombra es hacer todo lo posible para que hoy mismo nazca el próximo lector de sus obras. Lichi generaba una rendición absoluta a su obra, una especie de complicidad ganada”.
Eliseo Alberto se caracterizó por abordar en sus obras temas políticos importantes para Cuba, como la posible apertura, los presos políticos y las libertades de sus compatriotas. En México, sus temas y materiales literarios crecieron, destacan Caracol beach, con el que ganó el Premio Alfaguara de Novela 1998; La eternidad por fin comienza un lunes (1993), La fábula de José (2001), Esther en alguna parte (2005) y El retablo del conde Eros (2008), entre otros.
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