Por: MUGS / Redacción
Eraclio Zepeda, el novelista, el poeta, el cuentista, el periodista, el actor, diplomático, activista y promotor cultural, fue recordado en el Palacio de Bellas Artes como un hombre renacentista que incursionó con su talento en muchos territorios y trincheras a los que iluminó con su visión profunda de la condición humana.
En el homenaje realizado en la Sala Manuel M. Ponce, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), afirmó que Eraclio Zepeda creó a través de su obra una gran pintura del país, hecha a base de pinceladas finas, precisa como su prosa, consistente como sus cuentos y certera como las metáforas con las que, también poeta, Eraclio daba de un solo trazo la imagen del hombre.
En el homenaje Vivir por la palabra Eraclio Zepeda 1937-2015, acompañaron a Elva Macías, viuda del escritor, el presidente de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida; Manuel Velasco, gobernador de Chiapas; Federico Reyes Heroles, presidente del Consejo Directivo de la Fundación Este País; el investigador Xavier Lozoya, el historiador y arqueólogo Carlos Navarrete y Ernesto Velázquez, director de Canal 22.
El titular del Conaculta recordó que Eraclio Zepeda fue un creador como pocos, de atmósferas del alma humana, un observador de los detalles que se esconden en un gesto, una palabra o una entonación.
“Tendremos siempre la presencia de su obra, la memoria de su generosidad, el humor agudo y amable con el que solía mirar la vida, de su amoroso gesto hacia el mundo, la cultura y sus semejantes. Recordaremos las charlas donde Eraclio estaba siempre colmado de recuerdos, de amor a Chiapas, de imaginación y realidad. Contaba anécdotas con esa facilidad de oficiante que respeta su palabra y con ello respeta al idioma”, dijo Tovar y de Teresa.
Por su parte, Elva Macías compartió que Eraclio Zepeda quería vivir sin duda unos años más, pero se preparó para la muerte, y meses antes de su partida redactó su testamento y compró una cripta en el viejo panteón de Tuxtla.
“Él decidió donde descansar para siempre, falleció en la casa de su abuela paterna ubicada en la Primera Avenida Sur, donde también nació en 1937. En su sepelio hubo mucha gente de la comunidad, incluso llegaron unas encargadas de una cafetería donde solía acudir con un vaso de su bebida mañanera favorita: un capuchino descafeinado y deslactosado. Fue muy conmovedor sentir todo ese cariño de la gente y de sus lectores”.
Por su parte, Manuel Velasco dijo que Eraclio Zepeda fue un chiapaneco ejemplar que puso muy en alto la cultura nacional y fue un hombre de mundo y de su tiempo, al respaldar siempre causas justas, además de convertir su obra en una voz profunda del sentir del pueblo.
Recuerdan al cuentista y narrador
Un homenaje emotivo, lleno de anécdotas donde se resaltó la nobleza, generosidad y la calidad literaria del escritor, cuentista, periodista y profesor Eraclio Zepeda (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 24 de marzo, 1937– Íbid., 17 de septiembre, 2015) tuvo lugar la noche del 19 de noviembre, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
En el acto, organizado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta, ante familiares, amigos, funcionarios, comunidad cultural y público en general, Jaime Labastida describió a Eraclio Zepeda como un hombre con vitalidad sin límites, ebrio de alegría, quien tenía una sonrisa a flor de piel y exuberante como la selva.
Con la voz entrecortada, Jaime Labastida recordó que con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 mantuvo una amistad fraternal de 60 años, que lo conoció en 1956 cuando cursaba la preparatoria, al tiempo que resaltó que fue un hombre dispuesto a brindar su ayuda a los demás, sin esperar recompensa alguna.
“A Eraclio le debo en mi temprana juventud el haberme abierto una puerta para la posible comprensión de los problemas reales de la sociedad. […] Viajaba mucho, pero tenía sus raíces en Chiapas, en su habla, su clima, manera de ser. Vivió durante varios años en Cuba, China, Rusia, sin embargo su corazón quedó sembrado para siempre en su tierra natal Chiapas”, indicó.
Por su parte, Federico Reyes Heroles se respondió a la pregunta ¿Por qué te extrañamos tanto? A lo cual dijo: Eraclio Zepeda fue un escritor que supo barajar, a la vez, la familia, las convicciones políticas, su amor al país, a sus amigos, entregándose a un oficio sin sacrificar la vida.
“Tu pluma nos llevó a descubrir sonidos poéticos y otros extraños desconocidos, pues tu pluma Eraclio, escucha, sigue escuchando, venía casada con tu oído privilegiado. […] Muchos escritores que pretenden universalidad se quedan en ser simplemente internacionales, con presencia en muchos países que tú también tuviste sin alardear a través de tus traducciones y también por tu presencia multiplicada por tu incansable andar”.
Destacó que había muchos motivos para extrañar al cuentista y narrador oral, quien fue observador de todo, de modalidades expresivas, gestos, platillos, orografía y geografía, que tanto le apasionaron. “Fueron esos ojos los que te llevaron a tener un registro sensible. Esa pluma que penetró las profundidades humanas, nos hizo surcar cielos entre borrascas y el azul profundo. Escritores hay muchos, pero seres humanos como tú, es una excepción”, apuntó.
Al tomar la palabra el investigador Javier Lozoya, compartió diversas anécdotas e indicó que Laco le enseñó a conocer México y entenderlo con él. “Es el único ser humano que he conocido que crea cultura. Pido a los mexicanos que no lo convirtamos en un icono sino que aprendamos de él”.
En el homenaje, Ernesto Velázquez Briseño indicó que Eraclio Zepeda fue un ser inabarcable: escritor, periodista precoz, miliciano en Cuba, profesor de literatura en China, precandidato a la Presidencia de la República, experto en viajes a Chiapas y actor de cine, resaltando cuatro incursiones “divertidas y emblemáticas” en el séptimo arte.
En el evento, la voz de Eraclio Zepeda estuvo presente a través de la narración de El enfrascador de almas, acompañada de un video en el que se observaron fotografías de la niñez, juventud y madurez del autor de la tetralogía de novelas compuesta por Tocar el fuego, Las grandes lluvias, Sobre esta tierra y Viento del siglo.
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